2: Una cruel trampa

La operación había sido puesta a las nueve de la noche así que ella esperó a que el anestesista llegará ya que el retraso era por él.

En el momento que Aisha entró al quirófano miró que no había nadie, ni siquiera tenían listo al paciente para la cirugía. Ella salió hecha una furia y fue donde la enfermera que había mandado.

— ¡Hey, tú! — ella se acercó a la enfermera que se detuvo — ¿Por qué el quirófano no se encuentra listo? Se supone que mi abuelo debe de estar ahí y me llevo la sorpresa de que ni siquiera hay un bisturí para iniciar con todo.

— Es el vicepresidente, él nos ha ordenado de que no preparemos nada y como puede comprender, no le podemos desobedecer.

— ¡Por un demonio!

Aisha fue caminando en dirección a la oficina del doctor Ortega, ella no podía creer que él fuera tan cínico a la hora de querer alcanzar el poder. Miró la puerta de la oficina de este hombre y en lo que iba a correr para entrar a reclamar, un tipo la tomó de la cintura y la apresó contra la pared de una de las oficinas vacías, fue inútil verle el rostro ya que las luces se fueron.

Un cosquilleo se apoderó de su cintura baja, ella no podía creerlo, esto no debe de ser posible. Su cuerpo estaba respondiendo ante estas caricias que la dejaban sumida en un éxtasis que nunca antes había experimentado y todo era gracias a que su vida social fue nula.

<< El doctor Ortega me va a sustituir en la operación y mi abuelo va a morir, debo hacer algo y dejar de llevarme por las caricias de este hombre, no puedo pensar con claridad.>>

En lo que Aisha le iba a pedir que la soltará, él arrancó su ropa con total desesperación, sus besos y caricias la llevaron a una especie de cielo mezclado con infierno. Lejos de poner resistencia ambos cuerpos se acostaron en el suelo, ella solo podía ver su silueta negra y un tatuaje de una rosa de los vientos que se encontraba en su pectoral.

— Por favor, yo… Soy virgen…

Él se detuvo pero después siguió, Aisha pudo sentir en su zona íntima el miembro de este hombre, estaba bastante erecto y muy duro. Poco a poco se introdujo en ella y fue en ese momento que sentí que algo se desgarraba, al inicio fue doloroso pero después la excitación por sus movimientos y el placer se desbordaba en un frenesí continuó.

La mujer empezó a llorar, sentía una desesperación al saber que su abuelo estaba a la merced del doctor Ortega y la idea de perderlo era como si alguien le arrebatará un pedazo de su alma, su abuelo había sido lo único que tuvo durante esos años y aunque no había sido el más cariñoso tenía que reconocer que lo quería.

— Por favor no llores — ella sintió como el hombre besó sus lágrimas — lo siento, es que no puedo parar.

La calidez que Aisha sintió en esos momentos fue grande, sus brazos rodearon a su misterioso compañero y sintió como las embestidas la llevaban a la gloria.

Antonio fue a ver el quirófano y al ver la hora miró que eran las 9:30 de la noche.

<< Mi plan funcionó, Aisha no va a venir aquí y ahora el amado director de este hospital se encuentra totalmente en mis manos.>>

— Quiero que preparen el quirófano y al director del hospital, él no puede estar esperando a la desconsiderada de su nieta, yo mismo lo voy a operar.

El personal lejos de desafiarlo, le obedeció, todos sabían bien que el doctor Ortega nunca se preocupaba por la salud de nadie que no fuera él y eso era prácticamente un secreto a gritos en dicho plantel.

— Doctor, la sangre viene en camino. Una vez que la tengamos vamos a proceder con la operación.

— La sangre no va a ser necesaria, el director saldrá bien de está operación.

— Pero señor, es una operación a corazón abierto y sabe bien que esto es uno de los requisitos para operar. No se puede hacer sin ella.

— ¡Acaso estás desafiando a tu vicepresidente! Yo sé bien lo que hago, no es necesario que se tenga sangre en el quirófano y punto final.

No hubo más opción, ese quirófano fue preparado sin ninguna bolsa de sangre. La operación dió inicio y tal como era de esperarse, la pérdida de sangre fue tan grande que en poco tiempo las consecuencias de dicha decisión comenzaron a verse reflejadas.

[***]

Aisha seguía debajo del hombre que parecía una bestia insaciable, él la seguía embistiendo al punto que ya había tenido varios orgasmos y sus gemidos llenaban todo el espacio.

<< Esto debe ser un plan del subdirector, se supone que esta planta es un área administrativa, pero, extrañamente, nadie había reparado en mí, ¡Y mucho menos me han salvado! Mi abuelo, el que me crió y estuvo ahí para mí, estaba en juego y mientras yo mantenía relaciones sexuales interminables con este hombre que ni siquiera conozco. ¡Quizás hay cámaras aquí dentro.>>

El aliento cálido del hombre se paseó por su cuello y el lóbulo de su oreja, ella aún podía sentir la dureza de su compañero en su intimidad, se dejó llevar por un beso en el que sus lenguas se anudaron mientras cada uno estaba tan unido que podía sentir el palpitar de sus corazones.

— Dios, eres perfecta — él la besó y sus lenguas se anudaron — te quiero encima de mí, vamos.

Ella se dió la vuelta y miró su vientre, no podía ver su rostro y eso era algo que no le importaba en esos momentos, sentir la piel más suave que la seda y ese movimiento tan divino era lo único que deseaba mirar. Se sentó y succionó uno de sus pechos, Aisha se sacudió encima del miembro de este desconocido y fue sujetada con tanto cuidado que en su pecho hubo una calidez indescriptible.

<< Se supone que no debería sentir esto, en estos momentos la vida de mi abuelo se encuentra en peligro y voy a perder lo único que tengo — él me dió un beso y le correspondí — no, no es correcto, me estoy comportando como una mujer fácil que se entrega al primero que la acaricia… Aunque… Mi cuerpo se sintió tan bien al sentir sus caricias, justo por eso me encuentro en esta postura.>>

Ella fue puesta de rodillas, las embestidas del hombre fueron tan fuertes que el choque entre las pieles resonaban por cada rincón de la habitación.

La mano del hombre se deslizó en toda la espalda sudorosa de Aisha y ella fue sujetada en su cabello con una fuerza deliciosa. La mujer al final terminó cansada, un orgasmo avasallador junto con un reloj del hombre fue lo único que le quedó de esa noche.

Al día siguiente que ella se despertó, miró un círculo de zapatos delante suyo, calzado masculino más específicamente y al recobrar la conciencia completamente se dio cuenta que estaba rodeada por un grupo de hombres.

Sus miradas llenas de juicio le hicieron sentir avergonzada, rápidamente se levantó del suelo apoyándose contra la pared y fue en ese momento que me di cuenta que estaba con la ropa desgarrada y sus panties yacían en el suelo así que las recogió a la velocidad de la luz.

“Quién diría, la nieta favorita del director, resultó ser una promiscua” “Tenía una apariencia tan sosa, aburrida y torpe pero al final resultó ser toda una joyita”.

Aisha ignoró sus comentarios, ella no deseaba saber nada que no fuera de su abuelo. Había un poco de remordimiento en su cabeza pero estaba segura que su tío se encontraba detrás de todo esto; las murmuraciones se acabaron en el momento que los demás vieron que el susodicho se acercaba a la indefensa doctora. Él sonrió con suficiencia y bajó los ojos con total sarcasmo para verme con total desprecio e incluso podía leer en sus ojos que pensaba que era una harapienta.

— Aisha, ¿No gritaste anoche que querías operar a tu abuelo? ¡Y acabaste teniendo relaciones con hombres salvajes aquí! Y ahora te ve tanta gente. Ponte algo de ropa. No me había dado cuenta de que eras una puta.

— ¿Cómo sabes que estuve con un hombre?

— Todo está grabado. ¿Te envío una copia como recuerdo?

— ¡Tú lo hiciste! ¡Qué vergüenza! Se supone que eres mi tío, ¿Cómo te atreves a hacerme esto? Sabes bien que he tratado de cuidar mi reputación.

— Cuando la vida de mi padre estuvo en peligro, fui yo quien insistió en rescatarlo. A pesar de eso te atreves a levantar falsos en mi contra, te recuerdo querida sobrina que yo soy un hombre intachable.

— Mi abuelo, ¿Cómo está ahora?

— El viejo está muerto, ¿Qué me dices de eso? Puso toda su fe en ti y al final le fallaste.

— ¡Tú! ¡No puedes hacer esto! ¡Él era tu padre, y tú lo mataste! — ella negó moviendo su cabeza de un lado al otro mientras las lágrimas volaban — yo estaba dispuesta a operarlo y te negaste…

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