5: Conociendo a su esposa

— Me halaga que ponga tanta fe en mí, sin embargo, es algo que tengo que pensar muy bien ya que estamos hablando de casarme con alguien que no conozco en absoluto, espero que pueda entender la situación.

— Escucha pequeña, por lo que me has contado creo que no tienes más opciones que aceptar. De igual forma voy a darte el tiempo que consideres necesario y si quieres quedarte aquí para evitar cualquier enfrentamiento con tu tío, eres más que bienvenida.

— No, creo que me iré a un hotel. No deseo ser inoportuna y tampoco abusar de usted — ella se levantó — le agradezco por todo y cuando tenga una respuesta se la haré saber a la brevedad.

— ¿Irás directo al hotel? Me gustaría saber en qué hotel te vas a hospedar.

— Iré a la villa primero para recoger mis cosas, después me hospedaré en el Greyhedge.

— Muy bien, ya sabes qué hacer en caso de que requieras de ayuda, adiós Aisha.

Ella se marchó de la mansión, el señor Gael llamó a un hombre que acudió de inmediato.

— Quiero que sigas a esa jovencita, si alguien se atreve a hacerle algo o a impedir su salida de esa villa, tienes toda la autorización para golpear y en última instancia a disparar, sea hombre o mujer.

Aisha llegó a la mansión sin pensar que alguien la estaba siguiendo, ella al entrar a la casa en un instante su tío estuvo cerca de ella, la agarró del cabello y la arrastró hasta la esquina.

— Duele... ¡Basta, basta, tu uso de la violencia va contra cualquier límite permitido! — Aisha se retorció desesperadamente para liberarse del agarre de su tío, pero su fuerza era demasiado débil.

Aisha en ese momento sintió una rabia que le venía desde la punta de los pies, hasta la cabeza que aún dolía por el jalón del cabello que su tío le había propinado. El hombre nuevamente la tomó del pelo y le dió una bofetada que logró marearla.

— ¡Levántate! — él la levantó de un jalón de cabello — así, de esta forma puedo ver la ira en tus ojos, sé que me quieres matar con tus propias manos, pero, ¿Qué crees? Has caído desde la cima que te tenía el maldito de mi papá, ahora sin él no eres nadie.

Entonces Aisha sintió que perdía el equilibrio bajo sus pies y su tío la tiró al suelo. Quería usar sus codos para apoyarse y levantarse de inmediato, pero no esperaba que su tío la controlara como un criminal.

— ¡Puta infeliz! — la miró en el suelo y rió — no tenías que salir a ningún lado, esas fueron las órdenes, pero te haré pagar tu insolencia.

Al ver a Antonio sacando uno de sus pies pudo deducir lo que él iba a hacer, Aisha cerró los ojos con dolor, lista para aceptar su destino de ser abusada mientras se ponía de forma fetal para minimizar el daño.

— ¡Zas! — ¡Crack!

Aisha escuchó el sonido de los huesos rompiéndose, ¿Acaso era posible que alguien la salvara?

— ¡Ay… Duele… ¡Duele mucho! ¡Suéltame!

— Srta. Martínez,  ¿Está usted bien?

Aisha escuchó una voz masculina desconocida. Abrió los ojos para ver quien era.

— Soy el enviado del Amo Montecristo. A sus órdenes Señorita. Vaya por sus cosas, yo la espero aquí para llevarla donde quiera.

Aisha parpadeo, no esperaba que el anciano le enviará un guardaespaldas. Frunció el ceño, a pesar que ella no prometió casarse con su nieto él la protegió, ahora le debía un favor muy grande. Él le ayudó a levantarse con cuidado y ella agradeció.

— Sácame de aquí, por favor — Aisha suplico con firmeza.

Aisha recogió solo lo necesario, ella salió de la mansión y se fue en su carro. Al llegar al hotel en el que se iba a quedar iba a salir pero el guardaespaldas la detuvo.

— Si acaso llega a tener problemas le pido que me contacté — él le dió una tarjeta muy elegante — por favor tome, el señor Montecristo me pidió que le ayudará en todos los aspectos.

— Muy bien — ella aceptó la tarjeta un poco apática — le agradezco por todo, me encargaré de agradecer al señor Montecristo más adelante de una forma más apropiada.

Aisha bajó del carro y en el lobby del hotel miró a la asistente de Antonio, ella frunció el ceño pero no le prestó mayor importancia, sin embargo todo cambió en el momento que su sexto sentido se activó así que dió la vuelta sobre sus talones y al salir miró al guardaespaldas.

— ¿Sucede algo, señorita Martínez?

— Es peligroso que me quede aquí, quizás sea demasiado atrevida con lo que voy a pedir, pero, ¿Puede llevarme donde el señor Montecristo?

— El señor Montecristo me dijo que era bienvenida en su casa así que no se tiene que preocupar.

Aisha no tuvo más opción que irse a la casa de los Montecristo, ella al llegar a la villa fue acomodada en una de las mejores habitaciones de la propiedad, ahora el señor Gael estaba con una mayor determinación a que esta bella joven se casará con su nieto.

Alejandro por su parte se encontraba en una cafetería, un hombre vestido elegantemente llegó donde él estaba y le extendió una carpeta.

— Investigué a todas las mujeres de esa noche, tal como me lo pidió, la única doctora es una interna llamada Mel Ortega, estuvo de guardia esa noche en el área de consultas externas del hospital toda la noche, y no salió de trabajar hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

Alejandro cogió la foto de Mel, la miró una y otra vez; era joven y guapa, pero con una mirada calculadora y astuta entre las cejas. No era su tipo. Pero después de todo había estado con ella así que viajó rápidamente al hospital y fue directamente al despacho de la interna. Una vez que estuvo con ella le preguntó directamente.

— ¿Me vio anoche en la zona de oficinas ejecutivas?

<< ¿No es esta la planta del despacho donde esta mañana encontraron a Aisha Martínez desnuda en el suelo? — miré su rostro — ¡Este es el invitado VIP que Antonio había mencionado que vendría ayer! Se mira muy elegante, pero, ¿Será él?>>

— Soy yo, soy yo — respondió con firmeza — anoche sufrí mucho, me rompiste la ropa, ¡Me la tienes que pagar! Es muy costosa y de diseñador.

Alejandro frunció el ceño, anoche bajo el efecto de la medicina, hizo algo excesivo. Él se disculpó repetidamente 

— Para enmendar el daño te quiero preguntar algo, ¿Quieres ser mi novia? O si vas al hospital para comprobar que no estás embarazada, te daré una suma de dinero como compensación, no nos debemos nada.

<< Este es el hombre que le va a comprar el hospital a papá, debe de ser un hombre muy rico y voy a ser la mujer de un multimillonario, pero ahora tengo que calmarme no puedo dejar que piense que soy tan rastrera, no debe saber que mi padre es Antonio Martínez o no me estaría tratando así, soy plenamente consciente de lo que mi padre quiere hacer.>>

— No necesito tu dinero ni tu fama, sólo quiero ser un buen médico, pero quiero que seamos amigos.

Ella pensó que así los hombres la admiraban como alguien de carácter noble y el CEO se enamoraría de ella. Miró al hombre y continuó.

— No te preocupes, soy médica, en cuanto salga mi examen ginecológico te llamaré para confirmarlo, déjame tu número de teléfono y luego puedes irte, tengo trabajo que hacer.

Alejandro se marchó y Mel no perdió el tiempo en llamar a Antonio para informarle sobre lo sucedido y un plan que tenía en mente.

— Escucha, papá. El cliente VIP que estaba ayer contigo, vino aquí al consultorio, él piensa que soy Aisha, tenemos que ocultar la verdad porque probablemente me mandé al demonio en cuanto sepa que soy hija tuya.

— ¿Cuál es tu plan? Tienes que llevarlo a cabo rápidamente porque no sé cuánto tiempo más vamos a esconder la verdad.

— Me voy a casar con él, una vez que esté a mi lado, no le daré el divorcio en absoluto. El problema es que cree que me encuentro embarazada.

— Eso es fácil, solo te tienes que acostar con alguien más y endosarlo a ese hombre. Si quiere un hijo pues le vas a dar un hijo aunque no lleve su sangre.

— Tienes razón, muy bien, hoy mismo saldré de fiesta y respecto a Aisha tengo un plan. Pienso hacerle creer a este hombre que ella estuvo detrás de ese plan y que me quería desprestigiar para que todo mundo sepultara mi carrera.

— Perfecto mi pequeña, eres inteligente como tu padre. Recuerda que Aisha tiene que pagar por lo que hizo y por llevar sangre que sí fue reconocida.

Aisha se encontraba acomodando las cosas, ella al ver sus pertenencias se encontró con el reloj que le había quedado de aquella noche, se sonrojo al recordar los momentos vividos.

<< ¡Basta Aisha! Se supone que tienes que estar triste, tu abuelo murió mientras tu cogías con un tipo que ni siquiera sabes quién es, creo que me debería hacer exámenes por cualquier enfermedad que pude contraer, qué irresponsable que fui.>>

Aisha tomó sus cosas y salió del cuarto, en lo que iba a irse miró que la puerta se abrió de golpe entonces la tumbaron directo al suelo y reventaron su nariz.

— ¡Ay! — ella tocó su nariz y miró la sangre — por un demonio, ¿Acaso no te fijas?

La persona que había entrado era Alejandro, en el momento que miró a Aisha se quedó cautivado ante la belleza tan singular que ella poseía.

— La que no te fijas eres tú, además, ¿Qué haces en la casa del abuelo? Yo no te conozco de ningún lado, aunque tu rostro me es familiar.

<< Así que este bruto es el hombre con el que me quieren casar, no puedo creerlo, ni siquiera se atrevió a disculparse conmigo.>>

— ¡Habla! ¡¿Acaso el golpe te dejó muda?! ¡¿Quién eres y qué haces aquí?! Si no quieres que llame a la policía explícate de una buena vez.

— No me he quedado muda, solo que la nariz me duele. Me encuentro como invitada de tu abuelo y él te lo puede decir.

— ¡Aisha! — el señor Montecristo la ayudó a levantarse — pero mi madre, si estás llena de sangre. Alejandro, ¿Qué le pasó?

— Abuelo, ¿Quién es ella y qué hace aquí?

— Te presento a la mujer con la que quiero que te cases, ella es Aisha Martínez…

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