De doctora a esposa
De doctora a esposa
Por: Isa92
1: Impedimentos

La familia Montecristo se caracterizaba por ser una de las más ricas a nivel nacional e internacional, ellos tenían múltiples inversiones que les generaban varios miles de millones anualmente y todo era gracias a Alejandro Montecristo, el único nieto de Gael Montecristo.

Él había estado interesado en abrirse paso en el ámbito de salud y aunque consideraba esto un negocio rentable, su abuelo, un hombre de convicciones anticuadas e incluso un poco arcaicas se negaba totalmente, pero, esto iba a cambiar dentro de muy poco tiempo…

En una solitaria oficina se encontraba un hombre, él emanaba una autoridad que aplastaba a cualquiera, sus ojos magnéticos eran capaz de cautivar hasta un corazón de piedra y su físico no se quedaba atrás. La vista que lo respaldaba asombraba hasta el más exigente, ubicado en el último piso de un edificio que sobresalía por los demás.

Toc, toc, toc.

Alguien tocó la puerta y él autorizó que entrarán, permaneció sentado en su silla de cuero puro y miró a su secretario personal caminar apresurado.

— Señor, es de parte del hospital Martínez — él entregó una invitación que llevaba escrito el nombre de Alejandro Montecristo — ¿Quiere que confirme su asistencia o la niegue?

— ¿Quién envía esto? — el sobre fue abierto — así que es una gala.

— Sí señor, es una gala y la invitación ha sido enviada por el Doctor Antonio Ortega. ¿Confirmó su invitación o la rechazó?

— Confirma — él arrojó el sobre sin importancia — prepara todo lo necesario y dile al abuelo que voy de regreso a casa.

El centro hospitalario se alzaba en una de las mejores zonas de la ciudad, ese día las luces alumbraban el enorme edificio y una alfombra había sido preparada para que los prestigiosos invitados desfilaran. Alejandro decidió irse por un sitio un poco más privado y evitar todo el tumulto de los periodistas, fue en ese momento que miró a la bella mujer ayudando a un anciano de unos 80 años.

Alejandro quedó prendado de la belleza de esta mujer, hubo algo dentro de él que se removió al verla, en definitiva era una delicia a la vista y cualquiera se quedaría prendado en sus ojos y la piel que parecía más suave que la seda misma.

— Ven, abuelo — ella tomó la cola de su vestido y la puso en su brazo — ten cuidado por favor.

— No te preocupes, Aisha. Estoy viejo pero no llegó a tanto.

Ni el abuelo, ni la nieta Martínez se dieron cuenta de que un hombre ambicioso y sumamente discreto los miraba en la penumbra como si fuera un gato en medio de la noche. 

A pesar de que él había tenido ciertos sentimientos que no había experimentado antes, sintió uno nuevo, un desagrado total ya que pensaba que la bella mujer que logró mover su piso solamente era una amante de aquel señor que bien podría ser su abuelo, no era la primera vez que lo veía, mujeres sin escrúpulos que se meten con ancianos todo para obtener dinero y lujos.

Alejandro terminó por quedarse en la fiesta a pesar de que un sabor desagradable se cernía en su boca, estaba en un rincón donde nadie lo veía, pero eso no quería decir que su persona no podía ver a nadie, tenía una amplia vista de todo el panorama y esto le gustaba ya que mantenía el control.

Él miró a Aisha que iba del brazo de su abuelo y era custodiada por alguien más, el vestido rojo rubí que usaba era pegado al cuerpo, la tela brillante destacaba entre todos y el escote corazón hacía que su pecho tuviera un volumen mayor y levantaba sin caer en lo vulgar.

— Esta noche nos encontramos aquí para festejar el aniversario de este hospital — el anciano se colocó en un podio — tenemos el placer de informar que la meta en donaciones ha sido sobrepasada y mi querida nieta, Aisha Martínez, se encuentra a la disposición para operar a aquellos niños con enfermedades cardíacas y el doctor Salvatierra a aquellos que poseen labio leporino.

Los aplausos sonaron y los mencionados se levantaron para recibir los aplausos de una forma bastante sencilla, Alejandro por su parte se encontraba con un sabor bastante amargo al saber que aquella mujer no era la amante del director sino su nieta, por primera vez había juzgado sin saber nada y se dejó guiar por las apariencias como si fuera una persona viciosa y superficial. Todos estaban festejando pero eso se detuvo en el momento que el señor Martínez se desplomó en medio de la sala.

— ¡Abuelo! — Aisha corrió a su lado y se lanzó al suelo — ¡Christopher, ayúdame!

El doctor cargó a este señor con un poco de dificultad y se lo llevaron al hospital, una vez en el centro comenzaron a mandar todas las pruebas necesarias y Aisha ya se había quitado el vestido, los tacones, las joyas y todo lo que la adornaba esa noche.

— Necesita una operación a corazón abierto — ella miró la tomografía — es una angina de pecho, si no lo opero, lo voy a perder.

— Ten calma — Christopher se puso a su lado — verás que todo va a salir bien, eres la mejor cardiocirujana que hay en todo el país.

— Iré a hablar con él — Aisha se hizo a un lado y se alejó un poco de él — por favor ve a la fiesta y hazte cargo de todo.

Aisha entró en la habitación de su abuelo, él se encontraba conectado al monitor y en el momento que ella miró los signos vitales se dió cuenta que se encontraban en el límite de lo permitido. 

— Abuelo — ella se acercó a él y acarició su cabeza — es el corazón nuevamente, hay que operar y…

— Antes de que sigas, hay algo que te quiero pedir — él extendió sus manos hacía ella y fueron tomadas — escucha cariño, sabes bien que desde la muerte de tus padres en aquel accidente de coche, has estado solamente a mi lado y te encuentras sola. Justo por eso es que necesito que te cases cuanto antes, he preparado varias opciones y quiero que escojas a alguno de estos hombres para que cuiden de ti.

Él le entregó un sobre con la información de los candidatos que había preparado, Aisha aunque los tomó los hizo a un lado y los ignoró.

— No arrojes el sobre, ahí se encuentra tu futuro. Por favor considera lo que te estoy pidiendo, sabes bien que no te quiero ver desprotegida.

— Abuelo, aunque no me niego a tener una familia, creo que este no es el momento para ello. Quizás más adelante pueda cumplir eso, pero, en este instante quiero ejercer mi carrera y ver de qué manera puedo abrirme paso en el ámbito profesional.

— Pequeña, no hagas esto. Toma el sobre que con eso me voy a sentir más tranquilo, escucha, el tiempo se acaba y lo puedo sentir, quizás la operación funcioné y quizás no, sabes bien que nunca hay una garantía en estos casos, por favor prometeme que vas a casarte.

— ¿Y quién está en el sobre? ¿Christopher? Sabes bien que no siento nada por él, es un buen amigo y más nada.

— No, Christopher no se encuentra ahí, sé bien que es un buen hombre y que te ama profundamente; sin embargo no posee el poder necesario para protegerte — él comenzó a toser de forma incontrolable — júrame que vas a buscar un esposo.

— Necesitas una operación a corazón abierto, tienes una angina de pecho y no podemos esperar que las cosas se compliquen.

— Quiero que tú me operes, no permitas que Antonio lo haga, sabes perfectamente los motivos por los cuáles te pido esto.

— Muy bien, arreglaré las cosas para tu cirugía y respecto al matrimonio voy a guardar el sobre al ver que te importa tanto, pero no prometo nada porque sabes bien la postura que tengo actualmente.

Aisha tomó los papeles ya que sabía bien que su abuelo no se quedaría tranquilo, fue a organizar todo lo necesario para la operación y mientras lo hacía se dió cuenta que el diagnóstico de su abuelo era bastante reservado, incluso corría peligro en sus manos. 

<< No es sencillo hacer una operación a corazón abierto a un hombre de 85 años después de todo.>>

— ¡¿Qué crees que estás haciendo, Aisha?! — el doctor Ortega entró a la oficina — ¿Acaso planeas operar al director? Ni se te ocurra, lo haré yo mismo.

— Lo lamento mucho, doctor Ortega — ella se levantó de su silla — pero mi abuelo quiere que sea yo la que lo opere, no pienso ir en contra de su voluntad y complacerte a ti solo porque sí.

— Niña atrevida, ¿Acaso te olvidas con quién estás hablando? ¡Soy el vicepresidente de este hospital y te recuerdo que no puedes pasar por encima de mí!

— Pero te recuerdo que mi abuelo es el presidente del hospital y también el propietario, no me hagas hablar con él porque sabes que me va a apoyar.

— Mi última palabra es que el director no se va a operar en tus manos, yo mismo lo haré ya que careces de la experiencia y no estará en mejores manos que en las mías.

— ¿Es en serio? Cualquiera diría que te preocupas por mi abuelo pero nosotros bien sabemos que lo único que quieres es que se muera para tomar posesión del hospital.

Paf, paf, las bofetadas resonaron en la oficina y una línea de sangre se deslizó en el labio de Aisha.

— En serio que eres atrevida, conoce tu lugar chiquilla huérfana.

— No te voy a permitir que me vuelvas a golpear, así me mates a golpes no voy a dejar que toques al abuelo, es mi última palabra.

— Eso veremos chiquilla, eso veremos.

El doctor Ortega salió de la oficina y Aisha sintió su sangre hervir, respiró profundamente y decidió seguir adelante con la operación ya que no había tiempo que perder.

— Por favor ven — ella llamó a una enfermera — quiero pedirte algo.

La enfermera llegó y le pedí que preparará todo lo necesario para la operación con el abuelo, sabía lo que hacía y tendría oportunidad de hacer que él permaneciera más tiempo a mi lado.

— ¡Aisha! — el doctor Ortega caminó en su dirección — ya te he dicho que no puedes operar al director, es mi última palabra.

— Y yo te dije que no voy a permitir que lo operes, ahora si me disculpas tengo cosas que hacer con el abuelo antes de su cirugía, no puedo perder el tiempo contigo.

— Te recuerdo que soy el vicepresidente, no puedes ignorar totalmente mis órdenes y debes acatarlas.

— Sí acató tus órdenes, es muy probable que terminé por enterrar al abuelo, ambos lo sabemos…

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo