“Perverso”
Miro mi smart watch una vez más, son 6:45.
Tengo quince minutos antes de subir, ducharme, desayunar algo y salir para la universidad.
Llevo cuarenta y cinco minutos corriendo por la arena, y estoy necesitando un kilómetro más para añadir a mi marca personal.
Apoyo las manos en mis rodillas, tomo aire y elongo.
Las leggins aprietan mi carne y mi top exuda calorías y alcohol. Todo lo que tomé anoche y que me urge tener fuera del sistema.
Estiro una pierna, luego la otra y me toco la punta de los Nike.
—¡Ave María! —un grupo de chicos me silban cuando pasan por mi lado.
Me enderezo y no me estreso en responder a las muecas obscenas que me dedican.
En esta posición y con calzas que me translucen la ropa interior hasta yo misma me morbosearía.
Esto, considerando que a las siete de la mañana salen de un boliche cerca de la playa y se van expresos al agua para quitarse la borrachera.
Hago crujir mi espalda y mi nuca, reprogramo Swalla a volumen máximo y marco mi cronómetro para ba