“Que ardan... ”
—Stramonium —la rabia pesa sobre todas las cosas.
Ira, odio, una insaciable sed de venganza.
Las emociones perversas, corrosivas y altamente dañinas pueden más que el dolor de las quemaduras.
Los ojos del Diablo manifiestan contrariedad, pese a mostrarse iracundo y deseoso de cobrarles la que a él, Gaultier le debe.
Ni Ciro ni Liam entienden porqué me dejé quemar o marcar, y no espero que lo entiendan.
La explicación roza un nivel tan perturbador y demencial que no podría ponerlo en palabras.
No fue inteligencia o astucia, fueron tres meses sin descanso de seguirlos, de estudiarlos, de memorizar el pendrive de Piolín, de envenenarme el cerebro con ellos y solamente con ellos, de soñarlos, de pensarlos las veinticuatro horas...
Tres largos meses de amargura, duelo y odio.
Tres meses de malos sentimientos que hoy empezaré a drenar de mi sistema sin pena y con muchísima gloria.
«¿Por qué te vas a exponer a que atenten en tu contra?»
Esa fue la pregunta de Liam dí