—Buenos días princesas —Pía entra en la cocina con su característico buen humor matutino y esa voz suya cantarina—. Princesas y golfas asquerosas por supuesto.Levanto la vista de mi notebook y ojeo sus muecas de asco y burla.Con la nariz fruncida, echando lengua y arrugando el ceño se centra en nuestras tres compañeras de piso. Todas de intercambio que llegaron de NorCorea, son de lo más retraídas, estiradas y obvio nunca, jamás se juntan con la chusma.A duras penas nos saludan y never, never, never admiten compartir una reunión con nosotras.Me toco la oreja, aguantando la risa y le chito a mi amiga.—No te escuchan.Pía achina los ojos y se sirve una suculenta taza con leche y cereal.—Mejor. Golfas, agrandadas, putísimas perras que ojalá reprueben todo el semestre y se tengan que volver a la China con el rabo...—Corea del Norte —le corrijo, carraspeando.—Eso —con el tazón en mano se viene a la barra en donde estoy sentada, chequeando la notebook y tomándome un té de mango y m
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