ALEX
Los flashes me van encandilando a medida que atravieso el salón, donde hay más gentío, más paparazzis y mucho más asedio del que suele haber en Mónaco.
La entrevista con Khloe fue grabada y aún así los medios se las ingeniaron para seguir a la socialité o acosarme a la salida del set.
Kiara fue quisquillosa en este asunto, determinó seguridad privada lo que durara mi estadía en California y no pude sentirme menos diva teniendo dos guardaespaldas a mi disposición las veinticuatro horas.
A veces detesto a mi manager porque es chismosa, venenosa y una arpía íntegra, que va mostrando la hilacha cada que puede pero luego recuerdo que sé la clase de persona que me representa, que yo no tengo pelos en la lengua y que aún con su lado de mierda continúo admirándola... Y entonces todo se me pasa.
—Cherry adorada, ¿necesitas un descanso?
Luciendo un espectacular vestido negro, largo hasta los pies, Dietrich se me acerca excusando la copa de champaña que me ofrece y que acepto.
—Estoy bien.