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CURVAS PELIGROSAS

⚠️ADVERTENCIA⚠️

EL SIGUIENTE CAPÍTULO CONTIENE LENGUAJE EXPLÍCITO Y ESCENAS SEXUALES.

AZAHEL TORRICELLI

CLUB IL PURITONE

ITALIA

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Aparco la camioneta fuera del club disfrazado de prostíbulo de mala muerte. La música erótica se escucha desde afuera y puedo imaginar el ambiente sudoroso, atrevido e indecente que debe verse allí adentro. Le hace honor a su nombre de “PURITONE” 

— J0der, esto va a ser muy interesante — dice mi amigo bajando de la camioneta con una sonrisa triunfante — Mafiosos o no, pero tengo un buen gusto para los encuentros — ruedo los ojos con sus comentarios. 

— Mejor callate y no me sigas j0diendo ahora — me paso las manos por el cabello, estoy de mal humor — Louis, quiero que te mantengas fuera de todo esto. ¿Me has entendido? — me vuelvo para mirarlo, pero tiene la vista clavada en la fila de mujeres que esperan para ingresar al área discotequero que disfraza el club en una cosa diferente. 

— Si, como digas — se va dejandome con la palabra en la boca. No me preocupa saber cómo va entrar, siempre logra colarse en todas partes. 

Voy directamente a la entrada donde puedo sentir las miradas de las chicas sobre mí, coqueteando con evidente sarcasmo, intentando llamar mi atención para que las deje entrar conmigo al lugar. Es una lastima, está noche no vengo para tener sexo, lo que más me interesa es la información que voy a recibir y por eso estoy aquí. Ignoro el ambiente y me dispongo a entrar, cuando uno de los chicos que imagino colocaron de seguridad, se me atraviesa impidiendo la entrada. 

— ¿Qué crees que estás haciendo? — suelto — ¿o me digas que quieres perder tu trabajo o la vida? — no mueve ni un solo músculo, y debo apretar los puños para no reventarle la cara a golpes por el atrevimiento. 

— No puedes pasar y punto — suelta y me quiero reir de la forma en cómo me está hablando — Son normal del local y tienes que hacer la fila como todos — niego con la cabeza sonriendo un poco ya que me imagino que un niñato nuevo, y que debe estar jodiendome. 

— ¿Si sabes a quién le estás hablando de esa manera? — sonríe de manera burlona y me está desafiando, pero cuando está a punto de responderme un sujeto aparece detrás de él y si mal no estoy es uno de los encargados del lugar de mala muerte. 

— ¿Qué sucede aquí? — le pregunta a su empleado y apenas me mira, me reconoce — ¿Que te impide dejar entrar a este hombre? 

El chico parece confundido y no creo que sepa quién soy. Pero, algo en su mirada me dice que acaba de descubrir que debo ser importante, para que su superior, quiera arrancarle la cabeza. 

— Lo siento, solo hacía mi trabajo — titubea y comienzo a desesperarme. No se justifica que me tengan aquí escuchando sus estupideces. 

— Un trabajo que estas haciendo muy mal, así que tendré que reportarte — quita la cinta de seguridad de una j0dida vez — Al señor Torricelli, nadie le prohibe la entrada a este lugar. 

Palidece en cuanto escucha mi apellido, y traga grueso agachando la mirada. Doy algunos pasos hacía adelanta y me acerco a él, quedando a escasos centímetros de su rostro. Veo que Louis, ha podido colarse con un par de chicas y el hombrecito delante de mí parece que  hará en los pantalones. 

— Mírame bien a la cara, imbécil — suelto — Y recuerda que para mí no existen las segundas oportunidades, así que levante la puta cara y mírame a los ojos cuando yo esté hablando. ¿Entendido?’ 

Se queda completamente callado y sigo adelante, para preguntarle al otro hombre. 

— ¿Dónde está? — indago y ya sabe a quién me refiero. 

— Lo está esperando en la zona privada — asiento y sigo de largo. 

Claro, es evidente que el ruso miserable iba a situarse en uno de los lugares más privados para hablar de sus mierdas. Es un engreido hijo de perra, que le encanta demostrar el control que tiene incluso un país que no es el suyo. Me guían hasta el palco y dejo que Louis, se pierda entre la gente. Lo mejor es que no nos vean juntos, además, él puede tener los ojos sobre mí aunque tenga un par de pechos encima. Siempre tiene sus sentidos alerta, cuando se trata de cuidarme las espaldas. 

Entro al espacio privado y mis ojos se dirigen al ruso, quién tiene a una de las mujerzuelas tomada del cabello gritandole cosas a la cara. 

— ¡Oye, recuerde que no puede tocar a las…! — las palabras del hombre robusto se cortan cuando Salvatore Russo, le clava una puñalada tumbandolo al suelo. 

Me acerco un poco más para escuchar de qué va la conversación y que ha hecho esa mujerzuela para que un hombre como Vasíliev, pierda los estribos de esa forma y la tenga tomada del cabello a punto de cortarle el cuello. 

— Es por este motivo que no me gustan las mujerzuelas alrededor — se queja el italiano — Muchos menos cuando se habla de negocios, ya que no se sabe cuando venga una infiltrada con cara de puta — en eso le doy toda la razón. 

Vuelvo a dar unos pasos más acerca, pero está tan distraído queriendo acabar con ella, que no creo que me vea desde las compras y menos con la ropa oscura. 

— Ahora mismo estoy imaginando cómo se vería ese lindo rostro sin uno de tus ojos — la amenaza con el filo de la navaja en sus ojos — ¿Cómo te gustaría que fuera? Quisiera meterlo en esa linda boquita, o en cualquiera de tus otros orificios. 

— L-lo siento señor yo… — su voz tiembla notoriamente asustada. 

No es mi problema lo que haga el ruso con ella, pero mis pies comienzan a moverse un poco más adelante cuando veo que su navaja BERGKVIST K39, edición de bolsillo se acerca a su rostro con más saña. 

Es un arma blanca que es capaz de romper un cristal con la punta bien afilada, así que con un solo corte puede cortar la piel y el cuello de una simple bailarina y no me apetece ver masacres está noche. Si algo tienen los rusos, es sus metodos de tortura y arrancarle el ojo de su cuenca o trazar la punta por su puel, no es es absolutamente nada con la especialidad que tienen. Es algo mucho más retorcido que esto y lo conozco, le gusta mucho disfrutar del sufrimiento de sus presas. 

Me coloco detrás de la mujer captando la atención de Vasíliev, inmediatamente. Quién parece tragar grueso al verme allí. 

— ¿Jugueteando con la comida? — me le burlo en la cara — Por favor, deja a la chica, esas no son cosas que haría un ruso hijo de puta como tú — sus ojos me buscan en la oscuridad y sin soltar a la mujer me sonríe. 

Diavolo — pronuncia en un italiano bastante marcado — A mi me parece una deliciosa comida — se lame los labios disfrutando del terror de la otra persona. 

No me intimidan sus jueguitos, mi padre es ruso y mi madre italiana, así que llevo la  mezcla de ambos lados del sadismo puro. Aunque tengo pocos recuerdos de mamá, he escuchado historias lo suficientemente aterradoras, para saber que era una verdadera Dama de la mafia Italiana, a quién se le respetaba y conocía por muchos, es por eso que todos me conocen por mi apellido materno, el Torricelli. 

— Sueltala, que tengo que hablar contigo — ordeno al ruso — Y al igual que tú, no me gustan las perras fisgonas a mi alrededor — mis ojos siguen enfocados en él, que no termina de dejarla en paz. 

Por muy Boss de la mafia que sea, sabe perfectamente que una orden mía tiene tanto poder como la suya. Así que de mala gana suelta a la mujer haciendo que caiga de cul0 estrepitosamente. Doy unos pasos más y quedo delante de la chica, a la que sin hacer caso a lo sucedido, eleva la mirada buscando la mía. 

— Tienes suerte, cagna… — le dice — Está noche el diablo te ha salvado la vida — se burla de ella. 

En ese momento mis ojos caen sobre la mujer que sigue en el suelo. Su cabello es rubio, tiene ojos azules y un vestido diminuto casi transparente que me deja ver muy bien su ropa interior y esos muslos desnudos. Siento como si alguien pusiera sus manos sobre mi cuello apretando mi garganta con fuerza dejandome completamente sin aire. Una avalancha de algo que no conocía me invade el pecho con fuerza, conteniendo las ganas de acercarme a ella y tomarla de la mano. 

— Lárgate de aquí — digo con más fuerza de la necesaria asustandola, pero ella no se mueve del lugar aunque sigue temblando y sin quitarme la mirada de encima. Es como si ambos tuviéramos una batalla interna que no queremos romper — Al menos que quieras morir ¡Lárgate ahora mismo! — La mujer es terca y ahora quiero ser yo quién le arranque la piel para que deje de mirarme de esa forma. 

Con la vista clavada en mí, los labios entreabiertos y apretando los muslos como si… Por el rabillo del ojo, veo que Salvatore mira la escena mientras saca su arma. 

— ¿Qué sucede entre ustedes, Torricelli? — curiosea — ¿Acaso es que conoces a está perra? — me gustaría decirle que ojalá conociera a la mujer detrás de todo ese maquillaje. 

Con esa mirada intenta, que tiene el pulso acelerado y me obligo de pronto a despegar mis ojos de ella para continuar. 

— No — respondo tajante, sin titubear — No soy hombre de hablar con prostitutas baratas — le doy la espalda a la chica, dejándola allí sobre el suelo. 

Puedo sentir la intensidad de sus ojos sobre mi espalda, y quisiera que se marche antes de que la maten de verdad. Por encima de mi hombro la veo mirarme fijamente y espero por su bien que no cometa una estupidez, pero un segundo después sale corriendo del lugar dejandome con una sensación extraña en mi pecho. 

Esos ojos, la forma en la que su cuerpo temblaba al tenerme tan cerca, el color de su piel y las curvas peligrosas por las que sería capaz de matar a quién sea, solo por tenerla entre mis manos. 

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Nailu_P

HOLIWIS HOLIWIS GRACIAS POR ESTAR AQUÍ, ESPERO DEJEN SUS LINDOS COMENTARIOS. CON MUCHO CARIÑO. NAILU P.

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