Aria permaneció inmóvil varios segundos, respirando con dificultad, intentando recuperar el control de su cuerpo. Sus manos todavía temblaban sobre los jirones de tela. Sintió un hormigueo punzante en la mejilla donde la bofetada de Vittorio había dejado un fuego ardiente.
El silencio era tan pesado que parecía aplastar el aire… hasta que escuchó un murmullo afuera. Voces. Pasos. Movimientos apresurados.
La mansión entera estaba cambiando de ritmo.
Preparando la cena.
Preparando el compromiso.
Preparando su condena.
Aria tragó saliva y se forzó a ponerse de pie. Limpió sus lágrimas con el dorso de la mano. No podía permitir que él la viera rota. No otra vez.
Se acercó al baño, abrió la llave del agua fría y se enjuagó la cara. El reflejo en el espejo era devastador: mejilla roja, ojos hinchados, cabello revuelto por el forcejeo… pero algo brillaba en su mirada que no había visto en días.
Furia.
Y una decisión silenciosa.
"No voy a rendirme. No voy a casarme con él. No voy a permitir q