Capítulo 31 — Perdón.
La casa de la manada estaba iluminada y llena de vida. Al enterarse de que Diana había regresado, la noticia corrió por Luna Creciente como un incendio. En pocas horas, los miembros prepararon una pequeña celebración improvisada para recibirla. No era una fiesta de competencia ni un baile formal: era un evento lleno de cariño, preocupación y alivio. Todos querían verla, tocarla, asegurarse de que estaba realmente bien.
Apenas cruzó el umbral, varios guerreros se acercaron, inclinando la cabeza.
—Luna, bienvenida.
—Nos alegra verla de regreso.
—Recupérate pronto, Diana.
Ella sonreía, algo abrumada por tantas muestras de afecto, pero genuinamente feliz de ver a su gente. Su padre y madre estaban a su lado, y sus hermanos formaban una línea invisible a su alrededor, casi como un muro protector.
Los trillizos, por supuesto, ya estaban contando la historia exagerando cada parte.
—Diana casi muere, pero igual pateó traseros —dijo Theron.
—Y aún así parece fresca —añadió Rurik.
—Iv