Tras obtener la información de Lysander, Viktor sintió una mezcla de alivio y furia. Alivio por haber encontrado una pista sólida, furia al descubrir la verdadera magnitud de la conspiración. El sabotaje no era solo una cuestión de trampas y habitaciones inundadas, sino un ataque personal, una vendetta dirigida hacia su Diana y sus hermanos.
—¿Qué más sabes de Elara? —preguntó Viktor, con voz gélida.
Lysander temblaba, aterrado por la mirada del alfa de Estrella Plateada. —Solo sé que está obsesionada con los gemelos de Luna Creciente.
Viktor frunció el ceño, sorprendido por la revelación. —¿Nikolai y Claus? ¿Por qué?
—Parece que ella quería una alianza política, un matrimonio entre su manada y los gemelos —explicó Lysander—. Pero ellos la rechazaron. Y Elara no suele tomar bien el rechazo.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Viktor. Comprendió entonces la magnitud de la amenaza. Elara no solo quería sabotear los Juegos, sino que también buscaba dañar la reputación de Lun