Capítulo 43.
POV — Carlos
Dejé a Camila dormida, con su respiración acompasada y el rostro sereno, como si la tormenta que llevábamos encima no existiera. La cubrí bien con la sábana y le acaricié el rostro antes de salir. Cada paso hacia la puerta me pesaba, pero sabía que no podía quedarme allí pegado a su lado como un hombre débil, no ahora que sabía quién había puesto la trampa bajo sus pies y el veneno en su cuerpo.
El pasillo del hospital estaba silencioso, con ese olor a desinfectante que siempre me pareció más siniestro que tranquilizador. Afuera, los flashes de los periodistas se reflejaban en los ventanales, como si fueran cuchillas que querían atravesar la calma artificial que habíamos logrado mantener.
No podía quedarme quieto. Verla dormir me volvió cobarde y, al mismo tiempo, me obligó a moverme. Si alguien en mi casa había puesto veneno en la taza de mi esposa, ese alguien pagaría.
Llegué a palacio y fui directo a mi habitación, cerré la puerta y me quedé solo mirando el armario. Sa