Capítulo 25.
POV Carlos
Estábamos listo para irnos del pueblo, pero quise dar un paseo por las montañas esa mañana. El aire era distinto. Frío, seco, cargado de un silencio que parecía medir cada uno de mis pasos. Habíamos subido con la excusa de mostrarle a Camila que todavía tenía fuerza, que no era solo un político encerrado en trajes caros y oficinas. Quería impresionar, lo admito. Necesitaba que me viera como algo más que el idiota que la engañó.
El camino era estrecho, lleno de piedras que crujían bajo las botas. Ella iba delante, segura, como si conociera cada rincón de esa tierra olvidada. La observaba en silencio. Su andar firme me golpeaba en el orgullo: parecía más dueña de mi país que yo mismo.
Entonces pasó.
Un movimiento rápido entre la hierba. Un ruido seco. No tuve tiempo de reaccionar. El dolor en mi pierna fue como un fuego que me atravesó de inmediato. Caí de rodillas, solté un grito ahogado y vi la serpiente huir entre las rocas.
—¡Mierda! —rugí.
Camila se giró de inmediato. Cu