Capítulo 68

—Me alegra que tengas nuevas compañías —agregó Sarah, con un tono que pretendía ser amable, pero estaba lleno de veneno—. Aunque, claro, nunca será lo mismo, ¿verdad?

No soporté más. Asentí sin decir nada y di un paso atrás.

—Debo irme —murmuré apenas, girando sobre mis talones.

Sentí sus miradas clavadas en mi espalda mientras me alejaba, y con cada paso mi respiración se volvía más pesada. El aire ya no me llenaba los pulmones como antes, ahora era un peso que dolía.

Cuando estuve lo suficientemente lejos, reduje la velocidad y me apoyé en un árbol. Cerré los ojos, intentando recuperar el aliento, no solo físico, sino emocional. Me pregunté por qué, a donde fuera, siempre terminaba tropezando con ellos. Era como si el destino se empeñara en abrir mis heridas una y otra vez, sin darme tregua.Me quedé un rato más allí, intentando que mis pensamientos se ordenaran, hasta que decidí regresar a casa. Caminé despacio, con la sensación de haber retrocedido todo lo avanzad
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