Mundo ficciónIniciar sesiónSarah me miró y sonrió. No fue una sonrisa amable, fue burlona, cargada de esa superioridad que tanto disfrutaba exhibir. Mis manos temblaron. Apreté los labios con fuerza para no quebrarme ahí mismo.
Y... Matías me veía con una tranquilidad e indiferencia, como si viera a una extraña, eso me hizo sentir un dolor enorme en el pecho.Santiago notó mi cambio y siguió la dirección de mi mirada. Su ceño se frunció, comprendiendo en silencio.—Isa… vámonos —dijo en voz baja.Asentí sin mirarlo. Me giré lentamente y caminé hacia la salida, sintiendo la burla de Sarah clavada en mi espalda como una daga. No dije nada. Afuera, el aire fresco golpeó mi rostro, pero no logró calmar el ardor en mis ojos.Javier estaba estacionado cerca. Subí al auto de inmediato, con el corazón hecho pedazos. Me acomodé en el asiento y fingí serenidad. Santiago, a mi lado, no me delató. Javier preguntó si todo estaba bien y yo respondí con un “sí” seco, disfrazado de firmeza.Pero por d






