Short
Cuando Caen las Flores, se Apaga el Querer

Cuando Caen las Flores, se Apaga el QuererES

Cuento corto · Cuentos Cortos
Sandra  Completo
goodnovel4goodnovel
11Capítulos
5leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

Intenté seducir a mi prometido 999 veces. Ni desnuda frente a él logré que me mirara: lo único que le preocupaba era si tenía frío. Pensé que era un hombre correcto, de esos que quieren esperar a la boda. Pero el día de nuestro aniversario descubrí que, a escondidas, había reservado un hotel de parejas muy famoso en la ciudad. Esa noche, con el corazón en la garganta, fui a la suite VIP… y lo vi: a Hugo Rodríguez y a su amiguita de toda la vida besándose sin pudor, pegados como si el mundo se fuera a acabar, mientras la gente a su alrededor los azuzaba entre risas y porras. Me quedé horas afuera de esa puerta. Ahí entendí, por fin, que él no me amaba. Al salir del hotel llamé a casa: —Papá, no me caso con Hugo. Me voy a casar con Adrián. Mi papá escupió el té. —Hija, ¿estás loca? Dicen que el heredero de los Pérez tuvo un accidente hace años; que de la cintura para abajo ya no… Si te casas con él, ¡vas a ser viuda en vida! Se me apagó todo por dentro. —Con o sin hijos, ya me da lo mismo.

Leer más

Capítulo 1

Capítulo 1

Al oírme, mi mamá le arrebató el teléfono:

—Sara, si a ti te encantan los niños, ¿qué te pasó hoy?

Ella sabe que cada año dono libros y juguetes al orfanato. Es obvio que me gustan los niños.

Bajó la voz para explicarme:

—Ese heredero de los Pérez, dicen que quedó lesionado y quizá no pueda tener descendencia. ¡Por eso ninguna chica ha querido casarse con él! Él ya fue varias veces a pedir tu mano y tú siempre dijiste que no, ¿te acuerdas?

Abrí el álbum del celular y miré la foto de ese hombre de hombros anchos, piernas largas y cara que quita el aliento. Pensé: aunque digan que en la intimidad no, sigue siendo mejor que casarme con Hugo Rodríguez, que tiene el corazón ocupado por su “amiguita”.

Recordé los ruidos que escuché hace un rato tras esa puerta. Sentí el pecho apretado, como si me lo partieran con un cuchillo.

Mi papá notó mi tono y, con cuidado, preguntó:

—Entonces, ¿cuándo vas a terminar con ese novio que vive como monje? Así coordinamos para ver al heredero de los Pérez.

—En tres días. Termino lo que tengo pendiente y vuelvo para comprometerme con Adrián Pérez.

Dejé el hotel y regresé al departamento donde llevo seis años viviendo con Hugo.

Hace unas horas, entre la multitud, nuestras miradas se cruzaron a lo lejos. Hugo pareció sorprendido de verme; frunció el ceño y luego le tomó la mano a la chica para llevarla de vuelta a la mesa.

Rosas, champán, una melodía de piano para declararse, cena a la luz de las velas… En seis años con él, nunca había venido conmigo a un lugar así.

Di media vuelta para irme. Sus amigos también estaban ahí; lo del hotel de parejas lo supe por las historias en redes de uno de ellos.

Antes de salir, todavía los escuché silbar y aplaudir:

—¡Ustedes sí que hacen linda pareja! ¡Por fin se les hizo!

—¡Vamos, brindemos por estos dos! ¡Que el amor triunfe!

Solté una risa amarga. Seis años a su lado y nadie de su círculo sabía que yo era su novia; pero todos sabían lo suyo con ella.

Una acidez sin nombre me subió al pecho.

Hoy era nuestro sexto aniversario. La alegría de creer que por fin íbamos a probar el fruto prohibido se me volvió veneno.

Al llegar a casa, el repartidor dejó en punto de medianoche un pastel de aniversario. En la tarjeta, reconocí la letra de Hugo: “Desde hoy y cada día, quiero tenerte a mi lado.”

El chico del delivery me sonrió con envidia buena onda:

—Chica, tu novio te adora. Encargó el pastel más lujoso que tenemos, pidió entrega exacta a las doce y hasta escribió la tarjeta a mano.

Empujé la puerta, dejé el pastel sobre la mesa. Así que sí se acordó de nuestras seis vueltas al sol… ¿y aun así hizo lo que hizo esta noche?

Me dejé caer en el sofá; los ojos se me llenaron solos.

En cada rincón de este lugar hay rastros de nuestra vida, pero mi prometido reservó un hotel de parejas para pasar la noche con otra.

Miro el pastel y solo me da náuseas.

No sé cuánto tiempo me quedé ahí sentada, hasta que, de pronto, la puerta del departamento se abrió de golpe.
Desplegar
Siguiente Capítulo
Descargar

Último capítulo

Más Capítulos

Nuevas novelas de lanzamiento

Último capítulo

No hay comentarios
11 chapters
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP