Aimunan
De pronto me di cuenta de que había hablado en voz alta. Él se quedó mirándome y yo cerré los ojos, sintiéndome expuesta.
—No creo haberte contado del problema de mi primo, ¿o sí?—dijo él. Claramente se había dado cuenta.
—Pero Quién te dijo...—Su voz se volvió fría, y me di cuenta de que seguramente estaba pensando en mi hermano.
—En Ulsan...cuando fuimos a cenar, me di cuenta de su condición—respondí con calma. Su mirada seguía fría. Intenté levantarme, pero él me presionó con su cuerpo para impedírmelo.
—¿Cómo te diste cuenta?—insistió.
—Una de las capacidades de los Piasanes es que pueden ver condiciones médicas de una persona cuando esta se encuentra en un estado vulnerable. ¿Comprendes?—No quería extenderme con explicaciones espirituales.
—Ya veo—Me soltó, con la mirada perdida.
—No te preocupes. No es tan sencillo como piensas. No puedo leer a todas las personas porque sí, eso sería un desgaste. Y no todas las personas pueden leerse; incluso en nu