Alexander Lee
—¿Cómo lo sabes?—Esperé su respuesta intentando seguir manteniendo la calma.
—Mi hermano me lo dijo en Corea, entonces habías perdido la memoria y lo dejamos así, pero sé que también lo sabes, y si no has hecho nada contra él, es porque lo estás protegiendo—Sus palabras me desarmaron por completo.
—No te estoy acusando Alex, lo que quiero que entiendas es que, no solo somos nosotros, y aunque confiemos en el uno del otro habrá situaciones como ésta que nos harán dudar, situaciones en las que para proteger a alguien guardaremos silencio.—sus palabras eran razonables, ella observaba el problema desde todos los ángulos y esa era su conclusión.
—No es lo que crees—quise explicar pero el timbre del teléfono sonó, la pantalla encendida mostraba el nombre de Karl. ¿Qué quería a esta hora? colgué la llamada pero siguió insistiendo.
—Deberías contestar, debe ser urgente —sugirió. Contesté, la paciencia se había agotado.
—¿Qué sucede? ¿Sabes qué hora es?—
—¡Es tu