Aurora tiene una vida diferente a la que siempre había esperado, ahora vive con su padre, junto a su pequeño hijo, y por supuesto es madre soltera, aunque eso no le impide que disfrute de cada uno de sus días como si fuese el último. Ali tiene una vida que odia, cada día es mas odioso que el anterior en el palacio en donde vive junto a su mujer. ¿Qué sucederá cuando Aurora se entere de que Ali sigue con vida? ¿Qué sucederá cuando se entere de que se ha casado? ¿pensará que le ha mentido una vez más? ¿qué sucederá cuando vuelvan a encontrarse?
Leer más5 años después…
En el jardín de una bonita casa junto a la playa de Conil, un pequeño niño de unos cuatro años de edad, con el cabello rizado y oscuro, algo alborotado, de piel morena jugaba con su abuelo, sobre la arena, intentando alcanzarle, con una amplia sonrisa en el rostro.
Mientras, sobre una de las sillas una mujer de cabello oscuro y piel morena, descansa, con la cabeza apoyada sobre la pared, mientras los recuerdos inundan su mente…
Cinco años atrás, en una gasolinera, un hombre árabe es disparado y cae al suelo, mientras la policía le coloca las esposas y se escucha a una mujer gritar de dolor.
La risa de aquel niño hace que abra los ojos, que todo el dolor quede atrás, aquel pequeño niño corre hacia ella, con los brazos abiertos, provocando que aquella mujer, mire hacia él con una amplia sonrisa en el rostro.
Se volvió hacia ella y echó los brazos sobre el cuello de su mamá, para abrazarla con fuerza, mientras ella le abrazaba también, oliendo su agradable olor.
Y como ya debéis de adivinar, aquella mujer, aquella mamá abrazada por su hijo, era yo.
Capítulo 1
Caminaba por la agradable playa de Conil, con la mano cogida a la de mi pequeño Amîr (príncipe), mientras sentía las olas llegar a la orilla y mojar mis pies.
Era un niño realmente alegre, siempre estaba feliz, siempre reía por todo, y era tan sincero y bueno que casi parecía irreal que algo como él hubiese llegado a mi vida.
Sucedió cinco años antes, justo después de perder a su padre, cuando me enteré de que estaba embarazada, al principio no tenía ni idea de cómo lo haría, de cómo criaría a un niño sola, sin él a mi lado. Pero gracias a mi padre y toda la ayuda que me brindó había podido lograrlo.
En cuanto a su padre, al padre de Amir, murió antes de llegar al hospital, o al menos eso fue lo que me dijeron, porque a día de hoy me veía incapaz de aceptar su muerte. El único hombre al que había amado de verdad en toda mi vida ya no estaba junto a mí, pero al menos me había dejado un maravilloso regalo en su lugar, a nuestro hijo. La personita más maravillosa del mundo, así que no necesitaba nada más.
Agarré a mi pequeño en brazos y me introduje en el mar, mientras mi niño daba pequeños grititos al sentir la temperatura del agua sobre sus pequeñas piernecitas.
El agua pronto se volvió de nuestro agrado, cuando no llevábamos más de diez minutos sumergidos en ella, mientras mi hermoso príncipe de rizos oscuros chapoteaba en el agua feliz, con su bella risa envolviendo aquel momento, lo que provocó que riese junto a él, mientras sujetaba sus manitas, y le veía patalear los pies, haciendo mucha espuma.
Me crucé de brazos, arrecía, mientras sonreía hacia mi pequeño, que corría hacia la casa, hundiendo sus pequeños piececitos en la arena y llenándolo todo a su paso con ella.
Desde que Amir había nacido había tenido un gran apoyo por su parte y la de su ahora marido. Y me sentía realmente agradecida por ello.
Entré en la casa, para cambiarme de ropa, mientras cogía la mano de mi pequeño para que me acompañase.
Nos aclaramos la sal marina en la ducha y nos vestimos. Le puse a mi príncipe un pequeño bañador limpio y una camiseta de mangas cortas en tono pastel, para luego peinar su rebelde cabello y colocarle en el suelo, observando cómo se marchaba sin tan siquiera decir adiós hacia la marquesina, donde se encontraban los invitados. Parecía que le había agradado la llegada de su tío Jamil, pues solía describirle todos los lugares de Tánger con sumo detalle, incluso le enseñaba algunas palabras en árabe, que él siempre recordaba con cariño, y luego me las enseñaba a mí con ilusión.
Me puse un bañador seco, y un vestido bastante transparente, me peiné un poco el cabello y salí a saludar a mis amigos.
Nos sentamos en la mesa a charlar mientras mi padre sacaba unas aceitunas y un poco de jamón para que picásemos algo antes de almorzar.
Jamil le enseñaba a mi hijo palabras nuevas, que él se empeñaba en pronunciar, y las conseguía pronunciar como si llevase toda la vida viviendo en Marruecos. Era normal, pensé, pues tenía sangre árabe.
Mientras Bárbara me ponía al día de lo acontecido en su viaje, decía que se lo había pasado genial aquella vez, que habían ido a Marrakech y que Jamil la había llevado a lugares preciosos, incluso me habló de un famoso palacio, perteneciente a uno de los hombres más ricos y famosos de todo el lugar, y que le permitieron entrar en una visita guiada.
La miré extrañada, pues ella siempre solía ser muy pro Ali, y más en los últimos años, desde que había tenido a Amir.
Me cedió su teléfono y miré hacia la foto que me mostraba, observando con detenimiento aquella foto, donde un hombre vestido con ropas típicas del país sonreía hacia una mujer que se hallaba a su lado. A pesar de su aspecto, y del tiempo que había pasado, podía reconocerlo. Bárbara tenía razón, Ali me había mentido, pues estaba allí, vivo y coleando en Marrakech, junto a otra mujer.
Capítulo 38.Fatima se quedó en mi habitación y me obligó a ir a la suya para que hablase con Alî, para que le convenciese de que le diese el divorcio, de que la dejase libre para rehacer su vida, aunque una parte de mí no quería hacerlo, una parte de mí estaba aterrada por volver a confiar en él.Ali no me había traicionado como tantas noches pensé, como tantos años odié, él… en realidad, seguía amándome. Eso creó un pequeño atisbo de esperanza en mi interior, y tan pronto como llamé a la puerta y observé como él, con la parte de arriba desnuda, me abría la puerta, sorprendido por encontrarme allí.Aurora – reconoció, aún algo sorprendido de verme allí, sin poder creer lo que veían sus ojos – pensé que no querías volver a
Capítulo 36.Amir estaba sentado junto a mí, en el sofá del salón, mirando con recelo hacia el intruso, mientras su padre me explicaba lo que había sucedido en la plaza, el malentendido y cómo su hermanita y él se habían marchado a casa de la vecina.Bueno – comenzó Omi, poniéndose en pie de un salto, provocando que Ali y yo también lo hiciéramos – será mejor que me vaya.¿Vuelves a Miami? – pregunté, haciendo que todos mirasen hacia mí, por la forma en la que lo dije, pues parecía que sabía más de él de lo que se veía a simple vista.No, me voy a quedar en Granada unos días – aseguró, para luego estrechar la mano de mi exmarido, que lo miraba con cara de malas pulgas, mirar hacia mí y desap
¿y por qué piensas que voy a creerte? – Pregunté, enfadada – tan sólo eres alguien contratado por mi exmarido para alejarme de Rashid.Puede que sea cierto, pero, ¿es que acaso Rashid no te ha demostrado ya la clase de gusano asqueroso que es? Tan sólo quería acostarse contigo, Aurora, tan sólo… - le pegué una cachetada antes de que me hubiese lastimado un poco más – tan sólo es un embustero asqueroso, Aurora.¿y tú? – pregunté dolida, cansada de aquella conversación - ¿qué eres tú? Acercándote a mí, ganándote mi confianza … ¿qué es lo que querías conseguir tú? – proseguía, con lágrimas en los ojos - ¿cómo se ha atrevido el estúpido
Estábamos en su hotel, no lejos de dónde se hallaba el mío, en su habitación de hotel, sentados en la cama, mientras le curaba la herida de la mano, provocada por el puñetazo que le había pegado a Rashid.No debiste pegarle – le dije, sin mirarle aún, poniendo un poco de yodo con un algodón sobre su herida – no quiero que tengas problemas con Charles por mi culpa.No te preocupes – me calmó – Charles sabe que yo no soy así, nos conocemos desde hace mucho.De verdad – comencé de nuevo – siento muchísimo que hayas tenido que …Aurora – me cortó – eres lo mejor que me ha pasado en este viaje.Esto ya está – le dije, intentando no prestar atención a
Rashid estuvo ausente durante toda la noche, Charles le acaparó durante un buen rato, y luego le tocó el turno a una de esas chicas que había conocido el primer día.Así que me aburrí bastante, me llevé todo el tiempo en las tumbonas, junto a la piscina, bebiendo ron, mientras observaba la fiesta de reojo, al mismo tiempo que veía fotos de mi precioso hijo Amir.Me levanté de un salto, y caminé hacia la barandilla de aquel ático de lujo, admirando maravillada las espléndidas vistas, sintiendo como la tenue brisa marina acariciaba mi rostro.Hace una noche algo fresca – aseguró una voz varonil a mis espaldas, provocando que ladease un poco la cabeza para observar a aquel tipo llegar hasta la barandilla, posar sus manos sobre la zona metalizada y perder su vista en el oscuro horizonte, en el que no se podía vislumbrar apenas nad
Me gustaría poder deciros que no volví a acostarme con él después de ese día, que quedé tan sumamente decepcionada que le repudié y le alejé de mi vida para siempre, que volví a casa ese mismo día, que … pero, os estaría mintiendo.Lo cierto es que, durante nuestra última semana en aquel lugar, no dejamos de acostarnos. Y se sentía extraño después de hacerlo, su forma de actuar conmigo, como si sólo fuese un objeto con el que saciarse para él, me mataba por dentro. Saber que me estaba usando a mí y a todas las mujeres que le rodeaban, me hacía terriblemente daño, a mi mente, pues mi cuerpo seguía disfrutando de su compañía, como bien os digo.Amir me llamó esa mañana, un día antes de marcharnos de ese lugar, para decirme las muchas ganas que tenía de verme, y dar
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