Mis lágrimas comenzaron a derramarse tan pronto como me percaté de que le había perdido incluso antes de haberme enamorado de él, a ser verdad nunca fue mío, siempre le había pertenecido a alguien más.
- No te culparé si te vas ahora – aseguré, mientras él me limpiaba las lágrimas con la yema de sus dedos – pero por favor, no dejes que Amir sufra con todo esto. Él es un niño demasiado especial.
- Volveré a por él, no voy a abandonarle – aseguró, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas – es lo único que me queda de ti.
Él aún me amaba ya no me quedaba ninguna duda.
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