Berlín, Alemania
Viktor
Han pasado dos meses desde que Emilia se marchó, y la mansión ha vuelto a su antigua normalidad… al menos en apariencia. Yo, en cambio, no. No he vuelto a ser el mismo. Algo en mí se quebró esa noche en que la vi subirse al auto sin mirar atrás. Me dije que había hecho lo correcto, que dejarla ir era lo mejor, pero cada maldito día que pasa solo me convenzo más de que nada tiene sentido. Aun así, sigo adelante, porque es lo único que sé hacer: avanzar, mandar, destruir.
Desde entonces, mis hombres me temen más que nunca, y con razón. El menor error se paga con sangre. No hay espacio para la piedad en este mundo. Mucho menos ahora que Reinhard Schäfer está expandiendo sus tentáculos como si no supiera lo cerca que está de cavar su propia tumba. Su nombre aparece en cada rincón turbio que toco, en cada operación que intento mover. Como una maldita plaga.
Mi organización también ha crecido. Con más poder, más negocios y más enemigos. Algunos caen rápido, otros nec