Mundo ficciónIniciar sesiónHace 27 años el oráculo del Bosque de los Siete Sabios hablo por primera vez después de siglos en silencio: "La primera niña nacida en Luna Nueva no será una hija de la Luna, ella tendrá su magia y su magia será la Luz en la Oscuridad. El fin llegara cuando el día se convierta en noche y será su Luz la que brillara salvándonos a todos, devolviendo la hermandad y la paz que teníamos en nuestros orígenes" Así es como comenzó mi historia y lo que marco el transcurso de mi vida. Desperté desorientada y tirada en el suelo de Claro de Luna, sin recordar nada mas que mi nombre, en ese momento nunca habría podido imaginar todo lo que estaba por suceder. HISTORIA REGISTRADA.
Leer másDesperté. Estaba tumbada en el suelo, un suelo duro y seco. Intenté abrir los ojos para ubicarme, pero mi visión era borrosa. Poco a poco traté de incorporarme, aunque me dolía todo el cuerpo.
¿Qué había ocurrido para que apareciera en este lugar? Intentaba recordar, pero no podía. Un profundo dolor de cabeza interrumpía mis pensamientos y no me dejaba recordar nada, como si hubiera una barrera. Sé que me llamo Kyria, pero no sé nada más. ¿Quién soy? Cuando mis ojos se acostumbraron a la claridad, pude enfocar el lugar donde me encontraba. La nada, eso era lo que veía. A mi alrededor no había nada, solo árboles y tierra. Parecía... ¿Un bosque? ¿Montañas? Intenté levantarme, pero mi cuerpo no reaccionaba. Tenía rasguños en los brazos y en las piernas, y algún moratón ya asomaba en mi piel. Conseguí moverme e hice fuerza con los brazos para poder levantarme, sin saber muy bien hacia dónde ir, aunque mi instinto de supervivencia me pedía protección a toda costa. Con un paso tambaleante caminé hasta los árboles. Necesitaba un lugar fresco y tenía que beber agua. Me ardía la garganta y me sentía deshidratada. A lo lejos se oía el murmullo de un arroyo. Intenté buscarlo y llegar a él, aunque mi cabeza no me lo ponía fácil y mi visión era cada vez más borrosa. Me caí de nuevo al suelo. No podía más. No tenía fuerzas para volver a incorporarme; mis piernas no reaccionaban y mis brazos tampoco obedecían a mi mente. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero intuía que este era mi final. Pude ver a lo lejos una sombra de un animal enorme que se me acercaba. Era muy, muy grande. Pensé que era un oso... hasta que le escuché aullar. Aunque mi vista seguía borrosa, pude distinguir que era un lobo negro enorme, y venia corriendo hacia mí. Cuando solo lo separaban dos metros de mí, el lobo se transformó en un hombre. Definitivamente debía de estar a las puertas de la muerte para que mi mente se imaginara algo así. El hombre se acercó andando y me gritó: ― ¿Quién demonios eres y qué haces en mis tierras? Cuando estuvo justo frente a mí, pude responder con un hilo de voz: ― Kyria... Se quedo mirándome. Cerré los ojos. Lo escuché hablar, aunque no entendí lo que decía, antes de desmayarme. ― Bienvenida a casa, lobita. Te he estado esperando durante muchas Lunas. Me levantó en brazos y me dejó en una cama, en un lugar que no conocía. Allí se encontraba una mujer, a la que el chico le hablaba: ― ¿Crees que es ella Dante? ― Sí, Gertru, estoy seguro. ― La chica de la profecía. Dante miraba a la mujer con el ceño fruncido; la preocupación se reflejaba en su rostro. ― Nadie puede saber que es ella. No puede salir de esta habitación. Solo lo sabremos tú y yo, Gertru. Necesitaba decírselo a alguien, y tú eres como mi madre. Además, eres la única persona del Clan que sabe lo que ocurrió y conoces la profecía. ―Mientras hablaba, acariciaba mi cabello―. Tenemos que protegerla; si no, vendrán a por ella. La matarán. ― La protegeremos, Dante, de eso puedes estar seguro. Nunca diré nada. ―La mujer también me observaba―. Pobre niña... Es muy bonita. Hacía tiempo que no veía a una niña tan hermosa como ella. Se parece tanto a Aisuru... ¿Cómo la encontraste, Dante? ― Salí a recorrer los límites porque tuve una sensación extraña. Al principio pensé que era un atacante herido, pero cuando me acerqué supe enseguida que no lo era. Pude sentirlo. Gertru lo miraba como solo una madre cuando reconoce la mirada de su hijo. ― Dante, te conozco desde que eras un cachorro. No puedes engañarme. Veo como la miras. No me digas que, por fin, el Alfa ha encontrado a su... Dante no la dejó terminar. Rápidamente la interrumpió: ― Deberías irte a descansar, Gertru. Yo me quedaré con ella esta noche. ― Sé que me interrumpes porque no quieres que te diga la verdad, pero está bien. Cualquier cosa, avísame. Pasa buena noche. Gertru se marchó y Dante se quedó allí. Acercó una silla al borde de mi cama y se acomodó en ella. - Descansa bien, lobita. Yo velaré por ti. Todo saldrá bien, te lo prometo.El edificio del consejo estaba lleno, nunca antes había acudido tanta gente allí, lo que estaba pasando era algo histórico en la historia de todos los Clanes. La mayor parte de la gente se encontraba de pie, apenas había sitios donde poder sentarse para todas las personas estaban allí, la gente estaba muy pegada la una a la otra sin casi sitio para poder colocarse. El ambiente que había allí dentro era de una completa incertidumbre, nadie sabía lo que iba a pasar a partir de ahora y las voces y susurros llenaban de ruido todo el edificio.- Tal vez deberías haber esperado un poco para convocar la asamblea.Estábamos a fuera muy cerca de la puerta y Dante no paraba de andar de un lado para otro. Se podía ver a simple vista lo nervioso que estaba y sus nervios también empezaron a ponerme nerviosa a mí, como si fueran contagiosos.- No puedo esperar, tenemos que solucionar esto lo antes posible.- Después de todo lo que ha pasado y lo que hemos vivido, deberías estar tranquilo en casa y
El día se levantó gris, parecía que el tiempo se había puesto de acuerdo con lo que iba a suceder hoy.Paseaba por la plaza, allí habían colocado en piras de paja los cuerpos de las personas que habían fallecido en combate. Por la tarde iban a hacer un funeral para todos ellos y después prenderían fuego a esas piras de paja para que los espíritus de las personas que habían muerto pudieran reunirse con sus seres queridos para toda la eternidad, esas eran sus creencias y sus tradiciones, cada vez que alguien moría quemaban su cuerpo con la esperanza de que su alma llegara al otro mundo.El cuerpo de Edon junto con el de Markan se encontraba en el centro de todos ellos, como respeto a Los Sabios que habían perdido su vida en el combate. Pese a que había tenido la oportunidad de despedirme de él, todavía no podía hacerme a la idea de que el que fuera mi mentor durante tanto tiempo ya no estuviera entre nosotros. -Siempre fue diferente al resto de nosotros y no solo por su ropa. -Filtiarn
Los primeros rayos de Sol calentaban mi cara, notaba unos brazos fuertes que sujetaban mi cuerpo y lo cargaban. Abrí un poco los ojos, aunque la verdad es que me costaba mucho abrirlos, tuve que parpadear un par de veces antes de abrirlos por completo, cuando finalmente estaban abiertos me costó acostumbrarme a la claridad de la luz del día. Los brazos que me sujetaban eran los de Dante y el me miraba fijamente mientras cargaba conmigo.- Lo conseguiste lobita.La boca de Dante se torció en una media sonrisa, que pese a que intentaba sonreír podía percibir lo derrotado que estaba por dentro.- Lo conseguimos, todos nosotros. -Aprete mis brazos alrededor de su cuello para coger impulso y lo bese. - ¿Dónde me llevas?- A casa, después de lo que hiciste esta noche necesita descansar, agotaste todas tus energías y no podría perdonarme si te pasara algo después de todo lo que hemos vivido.- ¿Y tú dónde vas? -Le mire con el ceño fruncido.- Te dejare en tu cabaña y yo volveré aquí. Tengo q
Desperté. La Luna Llena se alzadaba poderosa encima de nosotros, tumbado sobre mi pecho estaba Dante. La herida de mi pecho estaba completamente curada, lo único que quedaba era una pequeña cicatriz que me recordaría durante toda mi vida lo que había pasado. Me encontraba mejor que nunca, sentía una fuerza nueva y poderosa dentro de mí una fuerza que hasta ese momento nunca había sentido, pese a eso permanecía allí tumbada sobre el suelo, asimilando en mi cabeza todo lo que acababa de pasar. Mis ojos miraban todo lo que tenían a su alrededor, analizando todo lo que ocurría. El cuerpo de Edon estaba cerca de nosotros, aunque era difícil verle allí tirado sonreía para mis adentros recordando como por fin se había rencontrado con Azumi después de tantos años y que por fin podrían vivir juntos y disfrutar durante toda la eternidad los años que mientras vivían les fueron arrebatados. Muchas voces de victoria sonaban a mi alrededor, podía adivinar perfectamente quien eran los que se al
Miraba el cuerpo de Lucil, yacía en el suelo sin vida, la tierra de su alrededor estaba manchada de su sangre. No podía apartar la vista de ella, era la primera vez que quitaba la vida a alguien, aunque lo hubiera hecho por evitar su agonía y sufrimiento, no podía evitar mirar mis manos con horror.- Se lo que sientes. -Dijo Cancervero. -Todos hemos tenido una primera vez.Le mire, apenas había una chispa de culpabilidad en su ojo amarillo, su semblante era de una fría indiferencia.-Era tu hija.-Ella nunca mereció ese título, siempre fue débil de corazón.Me levante del suelo y mire fijamente a Cancervero, observe su rosto, su mirada y me fije con atención en el parche negro que llevaba tapando uno de sus ojos. Empecé a atar hilos en mi cabeza, recordé como Lucil antes de morir echaba su mano hacia uno de sus ojos, sabía que ella intentaba decirme algo ¿Y si era eso? ¿Y si lo que quería decir Lucil es que les atacara a los ojos? Tal vez era un punto débil, puede ser que incluso fuer
Corrí a los brazos de mi padre, su cuerpo se fundió con el mío, por un momento toda la furia y la ira que sentía desapareció, como si solo estuviéramos los dos en esa celda. Sentir a mi padre reconfortaba mi alma, como si la pieza del puzle que me faltaba hubiera vuelto a mi ser completándome. Mi cuerpo bajo su tacto volvió a transformarse dejando ver mi aspecto habitual.- Kyria...-Papá...- Verte bajo tu otra forma ha sido impresionante -Me dijo Atheneus.Le mire con cariño, toda la pureza que Atheneus aparentaba en su exterior era exactamente la misma que habitaba en su corazón.- Gracias.- ¿Cómo es posible que vuelvas a recordarlo?- Al verle un montón de imágenes aparecieron en mi cabeza, como si viera una película de mi propia vida que me era imposible recordar. Pero ahora lo recuerdo todo, creo que he recuperado todos los recuerdos que había perdido.Atheneus miro a Alarick con superioridad, no entendía muy bien porque lo miraba así, pero sonreía y mucho.- Me alegro de que p
Último capítulo