Amelie Manson
—Amelie, Amelie, dime, ¿quién es el padre de ese hijo? ¡Amelie!
¿Damián? Maldita sea… ¡Damián! ¿Qué está haciendo aquí?
Mi corazón se aceleró con violencia, tanto que parecía golpearme las costillas desde dentro. Junto a Hanna, intenté cerrar la puerta de la casa a la fuerza, mientras él, desde afuera, presionaba para entrar con esa brutalidad que siempre lo caracterizó.
Él no podía acercarse a mi hijo. No podía saber que era suyo. No se lo iba a permitir.
Desde la cocina, mi madre salió corriendo al escuchar el alboroto, con el delantal aún puesto y el rostro pálido de preocupación.
—¿Qué pasa? ¿Qué es este escándalo? —preguntó, mirando el forcejeo.
—¡Ayúdame a cerrar la puerta, mamá! —grité desesperada.
Hanna, asustada, se hizo a un lado con el bebé en brazos, alejándolo de la puerta, mientras yo continuaba luchando contra Damián.
Mi madre, llevada por el impulso, se puso a mi lado y trató de empujar también, pero entonces él gritó con esa voz desgarrada que me atraves