CERCANÍA.
Amelie Manson
—¿Y ahora qué? —Damián se detuvo de golpe y giró con fastidio. Al ver que no me incorporaba, soltó un suspiro largo y exasperado. —¿Qué te pasó ahora, Amelie?
—¡Me lastimé! Algo se me enterró en el pie… —dije entre sollozos, temblando.
Damián se acercó y se agachó frente a mí, alumbrando con la linterna de su celular el pie herido. Sus ojos grises se entrecerraron al ver la pequeña rama astillada que sobresalía.
—¿En serio, trepadora? Es lo último que nos faltaba —gruñó mientras me observaba.
—Por mí no te preocupes, puedes seguir avanzando e intentar buscar ayuda —dije con fingida serenidad.
—Por supuesto que no. Con tus gritos podrías atraer animales del bosque, y quién sabe qué más cosas.
No dijo nada más. Con un solo movimiento, pasó un brazo por detrás de mi espalda y el otro por debajo de mis piernas, y me alzó sin dificultad.
—¿Qué estás haciendo? —intenté zafarme, pero él me apretó aún más contra su pecho.
—¿Qué crees que hago? Cargando a la princesa dramática q