PUNTO DE VISTA AUTOR.
—Entiéndelo de una vez, debes hacerle creer que quieres volver con ella —Rosalía apretó los puños, pero Armando, sentado frente a su escritorio, ni se inmutó.
—¡Dime algo, carajo! ¿Acaso no me estás escuchando? —golpeó la mesa con ambas manos, irritada.
Armando alzó la mirada, sin prisa.
—Es evidente que Amelie no va a volver conmigo. Sería absurdo, después de todo lo que le hice.
—¡Pero si esa idiota aún suspira por ti! Cuando le pidas que regresen, aceptará sin pensarlo. Se divorciará de mi padre y desaparecerá de nuestras vidas. Porque claro, todo sería una farsa.
Armando se levantó, metió las manos en los bolsillos y se acercó a la ventana. Sabía, mejor que nadie, que Amelie no caería en ese juego.
—No hay nada que pueda hacer, Rosalía. Búscate otra forma de sacarla del camino.
—¿Por qué estás tan seguro? ¿Acaso ya lo intentaste? —lo siguió, lo tomó del brazo y lo obligó a mirarla.
Él apenas sonrió, con desdén.
—¿Y si ya lo hice? ¿Qué? Me arrepiento de haber