Amadeus dio un paso al frente, dejando que el aire se impregnara de su poder. Su cuerpo crujió al transformarse, los músculos tensándose y la piel desgarrándose hasta dejar emerger al lobo alfa oscuro que llevaba dentro. Su pelaje blanco brillaba bajo la tenue luz de las lámparas, y sus ojos ámbar destellaron con furia.
Liam lo miró sin retroceder, al contrario, se adelantó con calma. Su respiración se volvió profunda y pesada, y en cuestión de segundos su cuerpo también se transformó. El lobo plateado y oscuro que solo aparecía en los momentos de extrema emergencia surgió frente a Amadeus, imponente, con un brillo letal en la mirada.
Los lobos de la mafia se tensaron, listos para atacar, pero Liam levantó una zarpa, ordenándoles quedarse atrás.
—Nadie interviene —gruñó con voz grave, aún en forma de lobo—. Esta pelea es solo entre, ¡él y yo!
Isabella se cubrió la boca, retrocediendo contra la pared, mientras Rebeca la sostenía con fuerza. Ambas observaban con el corazón en la gargant