**LEONARDO**
Mis pensamientos siguen anclados en ese instante. Ese parpadeo mínimo en los ojos de Camila cuando me miró. No fue largo, ni evidente, pero lo sentí. Como un relámpago que corta la oscuridad y desaparece antes de que puedas jurar que estuvo ahí.
¿Celos?
La palabra me arranca una sonrisa torcida, casi incrédula. Es ridículo pensarlo, lo sé. Camila no me pertenece, no tiene por qué sentir nada. Ella misma se encargó de recordármelo más veces de las que quisiera contar. Y, sin embargo, esa chispa… no logro borrarla.
—Vamos, Leo —me reprocho mentalmente, pero no sirve de nada—. Podría ser imaginación. Podría ser mi ego. Podría ser absolutamente nada.
Pero ¿y si no lo es? ¿Y si esa mínima reacción significa más de lo que aparenta? Una grieta, por pequeña que sea, en el muro que me levantó… es suficiente. No pienso desaprovecharla.
Siento cómo la idea me recorre como una descarga, encendiendo cada parte de mí. Tal vez estoy jugando con sombras, tal vez solo me aferro a un espej