**LEONARDO**
La fatiga me carcome los huesos como si se hubiera instalado allí para quedarse. No es solo cansancio físico, es esa mezcla brutal entre la resaca que me dejó desvelado y la tortura matutina que Carter decidió regalarme al amanecer. Flexiones, carreras, gritos… todavía siento el ardor en los músculos, como brasas encendidas que se niegan a apagarse.
La ducha fría de anoche apenas sirvió para arrancarme el hedor del alcohol, pero no logró borrar la punzada constante en mi cabeza. Late como un tambor de guerra golpeando desde dentro, y cada palpitación me recuerda que apenas dormí. Mis párpados pesan como si llevaran piedras colgando.
Creí, ingenuo, que nada podía hacer más miserable este día. Pero estaba equivocado.
La veo… Camila de pie, inmóvil, con esa firmeza que la hace parecer into