—G-gracias —murmuré finalmente, aunque mi voz se entrecortaba.
Dante seguía mirándome fijamente, obligándome a desviar la mirada una y otra vez, mientras Dylan sonreía con amplitud.
—Te agradezco, hermano. Harper y yo estamos muy felices.
Mi estómago se revolvió. Era demasiado, todo el peso de la situación me estaba aplastando. La mirada de Dante se fijaba en mí con intensidad, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa, una que no alcanzaba a sus ojos.
—Me alegro por ustedes —dijo con simpleza.
El ambiente era cada vez más sofocante para mí. Solo deseaba que la tierra se abriese y me tragase.
Justo antes de que alguien dijera algo más, mi madre irrumpió junto con Isella. La mirada de Dante se dirigió hacia su madrastra y pude ver su cuerpo tensarse.
—Disculpen la interrupción, pero Dylan, tú y Harper deben tomarse algunas fotos para la prensa y prepararse para anunciar la fecha de la boda —informó mi madre, sin mirar ni un solo segundo a Dante.
—Sí, por favor, no pueden perder más