HARPER
El amanecer parecía no querer llegar. Y cuando por fin lo hizo, el día seguía tan oscuro como la noche. La sombra de mi decisión me envolvía por completo. Mi pecho pesaba, dolía de una forma que apenas me dejaba respirar.
Mi padre salió temprano para el salón de eventos donde se llevaría a cabo el lanzamiento de la colección. Mauricio insistió en ir con él, así que se fueron juntos. Antes me preguntó si también quería ir con ellos, pero ocultándome detrás de la puerta de mi baño y fingiendo una voz animada le dije que debía prepararme desde temprano.
No mentía del todo. Tenía los ojos tan hinchados que había pasado casi toda la mañana con bolsitas de té frías. Después empecé a preparar todo para verme con Melisa.
Sin embargo, cuando iba de salida llegó un mensajero a hacer entrega de dos vestidos de gala, traídos de una de las casas de moda más exclusivas del país. Ambos eran una creación haute couture, y habían sido encargados por mi madre desde hacía dos semanas.
Venían perfe