Denayt siguió caminando arrastrando a Vincent con las pocas fuerzas que tenía. Él la siguió con una expresión burlona. Una vez fuera del alcance de Gael lo soltó de golpe con fastidio como si su mano se estuviera quemando, su voz tembló de dolor y rabia. Lo miró con resentimiento, con todas las emociones negativas que sentía por él.
—¡Vete a la mierda, Vincent! —le gritó, con el rostro empapado— ¡Te odio, te juro que te odio!
Él la observó en silencio.
Y aunque no dijo nada, en el fondo disfrutaba cada segundo de ese caos que él mismo había provocado.
…
Vincent.
Entró como un huracán. Estaba furiosa. Cerró las puertas de golpe haciendo que resonaran tan fuerte, pensé que los cristales de las ventanas iban a estallar. Caminaba de un lado a otro, respirando tan rápido que parecía que el aire mismo la irritaba. Parecía un demonio, pero uno de esos pequeños. Esos demonios de tasmania que mostraban los dientes cuando están enojados.
Me detuve de golpe y la miré.
—¿Sigues molesta por esa to