Vincent, sin pensarlo, movió ligeramente el brazo hacia atrás, asegurándose de que Denayt no quedara expuesta. No la miró, pero su cuerpo actuó por instinto.
Declan permaneció de pie junto a Vincent, ayudándole a ocultarla.
—Tiene cara de tener buena vida… —murmuró—. ¿Sabe qué? Me vendría bien un poco de ayuda… ¿podría prestarme algo de dinero? Lo que tenga, no soy exigente.
Vincent arqueó una ceja, sin alterar su expresión. Denayt quiso que la tierra se abriera en ese momento, sin darse cuenta agarró con más fuerte el abrigo de Vincent. El pecho se le apretó, sentía tanta vergüenza que el temblor en sus manos se volvió casi incontrolable.
Vincent lo miró en silencio unos segundos. No hubo un gesto de desagrado, ni sorpresa. Solo calma peligrosa.
—No —respondió con frialdad—. No doy limosnas.
El hombre parpadeó, confundido.
—No es limosna, solo un préstamo —balbuceó, dando un paso más cerca.
Vincent se enderezó, un poco más. No alzó la voz, pero el tono cambió, se volvió más frío.
—Ta