La cena estaba organizada en la terraza privada del hotel, donde las luces cálidas colgaban en hileras delicadas y el mar servía de telón de fondo. La élite empresarial de la región se reunía entre copas de vino importado y conversaciones sobre inversiones, fusiones y jet privados.
Emily llegó con Albert. Ella llevaba un vestido esmeralda que Valeria le había ayudado a elegir vía videollamada. No era ostentoso ni de alguna marca exclusiva, pero tampoco pasaba desapercibido. Albert, estaba impecable como siempre, le ofreció el brazo como si lo hiciera a diario.
—¿Lista para sobrevivir una noche más con la realeza corporativa? —murmuró él, mirándola de reojo.
—Después del infierno que fue la reunión sorpresa, esto es como una excursión escolar —respondió Emily con una sonrisa fingida.
Ya estaban tomando asiento cuando Lucas apareció, como salido de un anuncio de colonia: traje azul medianoche, sonrisa traviesa y copa en mano.
—Me invitaron por negocios. Pero no me dijeron que sería tamb