Capítulo 1381
Al oír pasos a su espalda, Alejandro se volvió en silencio. Se le alzó apenas la comisura de los labios, pero los ojos estaban vacíos.

—Luci, llegaste.

Luciana asintió. Alejandro miró a Juana.

—¿Ya te contó Juana?

—Sí. —Luciana dudó—. ¿Saben quién fue? ¿Qué piensas hacer ahora?

Alejandro tenía claro quién, pero eligió callarlo. Ya no quería cargarle más peso a Luciana.

—Pasó de golpe. Perdón por hacerte venir en vano.

Luciana negó.

—No importa.

Ahora lo urgente era la urna de don Miguel.

***

Quien lo hizo era, en realidad, lo obvio.

Esa noche, Alejandro se reunió con Salvador Morán, Jael López y Jacobo Ponce.

—A los mezquinos no hay blindaje —resumió Salvador.

—Total —dijo Jael—. ¿Quién iba a imaginar que la familia de Daniel Guzmán, aun atorada en Canadá, se pondría a idear esta bajeza?

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Jacobo.

Alejandro sostuvo el cigarro entre los dedos.

—¿Qué más? Mi abuelo está en sus manos.

No tenía alternativa.

Todos entendieron.

—Lo hacen para hacerte ir —advirtió S
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