Eva
Habíamos pasado un buen tiempo recolectando información, analizando las fotos que tomó Agata y lo que vimos. Y, para terminar, si eso no fuera poco, Cachorrito nos había dicho que algunos refugiados tenían información. Finalmente, la decisión de ayudarlos y sacarlos de la manada había sido correcta. Especialmente esa mujer, Leticia, quien parecía haber sido la mano derecha del alfa Horacio por mucho tiempo. Tenía muchísimo que decir.
—¿Qué encontraron? —preguntó Damián, sin levantar mucho la voz, pero su tono era tajante. Sea lo que sea que le hicieron, había sido contundente. No era un alfa fácil de derrotar, y ellos casi lo habían logrado.
Agarré la carpeta que traía bajo el brazo y avancé hacia la cama.
—Demasiado. Nos infiltramos en la sala de reuniones de Sombras de la Noche. Agata consiguió fotografiar varios documentos —le dije, mientras él empezaba a ojearlos.
—Lo primero es que estos informes son una fachada —explicó Ágata—. Están inflando las cifras: los ingresos de la m