EMILIA
Salí del hospital con los hombros cargados de más peso del que podía soportar. Afuera ya había oscurecido y el clima frío se desató, como si incluso el aire supiera que había secretos flotando por todas partes. Me alejé de la entrada principal mientras me dirigía al estacionamiento. Vi que a lo lejos mi hermana estaba acompañando a mi papá a la habitación de mi mamá. Cruzamos las miradas antes de que se perdiera por el pasillo.
Los dos hombres que me escoltaban se apresuraron a reunirse conmigo. Uno de ellos me abrió la puerta de la camioneta y me subí sin pensarlo. Un minuto más tarde, el celular vibró en mi bolsa de mano. Lo saqué con rapidez, aun con el pulso alterado, por lo que acababa de vivir en esa habitación.
Brandon.
Me detuve a un lado de la puerta mientras uno de mis guardaespaldas me abría la puerta. Respiré hondo antes de contestar. No le había contado que me había hablado mi hermana y terminé en el hospital visitando a mi mamá.
— Hola, mi amor —. Respondí casi al