Te amaría, aunque cocinaras veneno.
—No es nada —respondió él, sereno, como si fuera normal estar cubierto de sangre a esas horas—. No es mía. Salí a caminar porque no podía dormir, y me topé con un lobo herido. Intenté ayudarlo… es su sangre.
Scarlet suspiró con fuerza, llevándose la mano al pecho y dibujando círculos como si necesitara calmar su corazón.
—Dios… me asustaste. Hace unos días apareció un lobo enorme por aquí. ¡Feroz como un demonio! Casi me come viva. Y Zhana… pobre, casi muere de un infarto.
#Dile a mi lunita que no soy feroz, y aclárale que nunca me la comería… al menos no de la forma en que ella piensa#, se quejó Yeho dentro de la cabeza de Derek, con un gruñido divertido.
—Derek… siento haberme enojado contigo antes. No debí dejarte acostar sin cenar. Mientras te esperaba, cociné algo… no sé si aún tienes hambre —dijo Scarlet, mordiéndose el labio inferior y entrelazando los dedos con nerviosismo.
Aunque su estómago estaba aún satisfecho con la cena que tuvo en la manada, Derek sonrió con genuino afe