Si me quejaba de no tener nada qué hacer, ahora no podré hacerlo. He volteado la casa y no puedo encontrar ni una copia del Acta de Matrimonio. Hace un año, Mauricio me enseñó la copia que estaba en una caja de documentos, donde se amontonaban los papeles de la casa, comprobantes de domicilio, mis actas de nacimiento, la de defunción de mis padres, lo del seguro y fideicomiso, el testamento...
Y ahí sigue la bendita caja... pero sin el acta. Tendré que ir a poner mi carota ante el registro para ver si me pueden buscar por fecha y nombre.
Me paro encima de todos los papeles ahora regados por la mesa de la sala, y bufo exasperada por no encontrar el documento. Trato de recordar, creo que Mauricio me mandó alguna vez por correo el número del acta, no sé para qué.
Tomo mi laptop y la abro, me meto a mi correo donde guardo miles de cosas... ¡Aparece el bendito número! Lo anoto en mi libreta y, posteriormente, la meto en mi bolsa que llevaré mañana a Salto del Agua.
Regreso a la sala donde