Capítulo 75

Voy entrando a la Fiscalía, me tengo que registrar como visitante puesto que no tengo mi charola aún. Siento que todos se me quedan viendo, pero quizá sea solo mi percepción adornada de paranoia.

Me subo al elevador y oprimo el piso al que voy, a Archivo. Siento una mariposa en el estómago, como cuando fue la primera vez que vine para solicitar la vacante y empezar con una fila larga de procesos burocráticos, siento que han pasado décadas pero solo han sido cinco años.

Llego a mi piso, se detiene el elevador y se abren las puertas. De frente, y como si fuera planeado por el destino, ahí está Armando. Viene con una sudadera gris jaspeada, pantalón de mezclilla color negra, tenis, y su pelo en desorden total. Puedo detectar su loción hasta donde estoy, me encanta y relaja a la vez.

Voltea rápidamente y me ve, se sonroja al instante que me reconoce. Veo que se abren mucho sus ojos, dejando ver claramente el olivo de los mismos.

-¡Caro! –me dice suave, y sonríe. ¡Cómo he extrañado esa son
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