Me dejo acariciar la cabeza por Armando, después de mi asalto y sorpresiva revelación, me he quedado acostada a un lado del paciente mientras le cuento los detalles de la llamada con Mauricio, luego mi paso por Informática y con el jefe.
-Entonces, lo único que podemos hacer es confiar en que no pase nada para luego arrestarlo en pro de su propia seguridad.
-No sé qué decirte, linda. Debes sentirte horrible, lo sé, pero tiene razón Faros. Es lo mejor para ti, y para todos. Puede que incluso para él, para no alertar a nadie si es que no lo saben aún.
-Me causa extrañeza que me haya marcado, ¿sabes? Tenía todas las probabilidades en contra.
-¿De verdad?
-Sí, claro. ¿Por qué lo dudas?
-Caro, no eres una mala persona, mucho menos una mala mujer... Era muy posible que le fueras a contestar la llamada. Y que, pese a todo, le ayudarías. Finalmente, tenían un lazo sentimental. Tú lo amabas, y eso cuenta.
-Aún estoy muy enojada con él, sobre todo por lo que te hizo.
-Eso no lo dudo. Per