Angelo cerró la laptop con un gesto tranquilo. No tenía intención de ocultarle nada a su esposa, pero prefería que ella no presenciara de primera mano hasta qué punto había llegado la obsesión de Tazio. En lo que a él respectaba, aquellas fotos, videos y audios dejarían de existir pronto.
—Para nada, cariño —respondió con una sonrisa que esperaba no alertara a Lionetta de que algo malo sucedía.
—De hecho, ya iba a retirarme —añadió Nerea, poniéndose en pie con su laptop en manos.
—Nerea —la llamó Angelo—. ¿Puedes encargarte de eliminar todos los archivos de su computadora?
Angelo podía conseguir la laptop y destruirla hasta que no quedara nada, pero no podía hacerlo de inmediato. Aunque deseaba ir tras Tazio cuanto antes, necesitaba evaluar la situación desde todos los ángulos y tomar decisiones. Actuar por impulso podía jugarle en contra, y no le garantizaba eliminar los rastros que Tazio pudiera haber guardado en la nube.
Nerea sonrió.
—Por supuesto que puedo. De hecho, ya he co