Lionetta estaba sentada entre su madre y su hermana, en absoluto silencio. Casi dos horas habían pasado desde que llegó a la clínica, y por lo que su primo Ignazio había logrado averiguar, estaban sometiendo a Angelo a una cirugía riesgosa para drenar un hematoma en la cabeza, producto de un fuerte golpe que había recibido.También le explicó que Angelo tenía un par de costillas fracturadas, al igual que una pierna, que más adelante debía ser operada, aunque eso tendría que esperar hasta que lograran estabilizarlo. Su primo había evitado hacer cualquier suposición sobre el pronóstico de Angelo, limitándose a transmitir lo que los médicos sabían hasta ese momento.Lionetta se sentía atrapada en una pesadilla que no tenía fin. Miraba su celular una y otra vez, mientras los minutos corrían, a la espera de que alguien saliera por la puerta de quirófano y les dijera que su esposo iba a estar bien.Observó a su alrededor. Su familia estaba allí. Sus padres, sus hermanos y también los padres
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