Rachel Ward se había convertido en la obsesión de Ludwig Reeves. Desde el momento en que la vio, juró que aquella mujer iba a ser suya. La chica mojigata de mirada profunda y perturbadora, labios sensuales y rostro angelical; se convirtió en un reto que no estaba dispuesto a rechazar, aún y cuando, su inocencia y timidez fueran un gran obstáculo para un hombre tan perverso. Después de aquella noche, en la que tuvo una probada del fruto de la tentación, del olor a inocencia, del ángel caído del cielo; decidió ir tras ella y satisfacer sus deseos más oscuros y prohibidos, sin saber que, aquel reto, se convertiría en su perdición; en la manzana prohibida de su propio paraíso. Una chica inocente y angelical entrará en un mundo oscuro y lleno de depravación que cambiará toda su vida de la noche a la mañana. Su ingenuidad será el motivo de sus desgracias y la causa por la que dos hombres se obsesionarán con ella y estarán dispuestos a hacerlo todo para tenerla. Un enfrentamiento que provocará terribles consecuencias y en la que solo uno será el gran vencedor. Reeves, hará lo que sea para quitar de su camino a todo lo que se interponga en sus planes de hacerla suya. El destino de Rachel estará en las manos del hombre más oscuro y peligroso, uno capaz de llegar hasta las últimas instancias para obtener lo que quiere, un hombre al que todos llaman… Amo de la perversión. Reeves, está aquí y ahora la quiere a ella. Identificador 2108259036837 Fecha de registro agosto-2021 © Todos los Derechos Reservados
Leer másNunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una m*****a idea de lo que dicen.
Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tuve la fortuna de conocer. Nueve meses después, fui abandonado en las puertas de un prostíbulo que se convirtió en mi hogar y en el que el olor a tabaco rancio, licor, sexo y orina; fueron la única herencia que recibí por haberme atrevido a ocupar el vientre de una mujer que prefirió deshacerse de su hijo, antes que cargar con el recuerdo de una tragedia que cambió el rumbo de nuestras vidas para siempre.
¿Cómo pudo ser capaz de abandonar un pedazo de su vida? ¿Cómo puede llamarse madre a una mujer que tuvo el don de la procreación, pero que, sin pensarlo dos veces, se deshizo sin ningún remordimiento de la sangre de su sangre?
Le agradezco por haberme llevado en su vientre durante tanto tiempo, alimentarme y protegerme dentro de su cuerpo, en lugar de optar por una solución más fácil… Abortarme. Pero la maldigo con todas mis fuerzas por haber sido tan cobarde, por deslindarse de su responsabilidad de la manera más vil y desalmada en la que un ser humano, si acaso ella lo era, puede hacerlo. Abandonando a su suerte a un ser indefenso y puro cuando más la necesitaba.
―¡Maldita seas!
Espeto en voz alta. Aprieto los puños al recordar mi triste pasado. Uno al que ninguna criatura inocente jamás debería enfrentarse. Crecí siendo amamantado por una de las putas que se compadeció de mí cuando me encontraron abandonado dentro de una caja de cartón frente a las puertas de un burdel de mala muerte. Lloraba sin parar, azotado por el hambre y el frío. Un pequeño que estuvo a punto de morir por hipotermia bajo el cielo oscuro y helado de Nueva York, cuya única vestimenta era la sangre y un cordón umbilical cortado con torpeza.
Con la mirada puesta sobre el portarretrato que descansa sobre mi escritorio, sacudo las cenizas de mi cigarrillo en el cenicero de cristal. Inclino la cabeza hacia atrás y hundo el cilindro entre mis labios para darle una nueva y profunda calada. Lleno mi boca con el humo y lo retengo dentro de mis pulmones el tiempo suficiente para disfrutar de su adictivo sabor fresco y mentolado. Finamente, lo dejo salir con suavidad, expulsando pequeñas bocanadas que forman hermosos y perfectos aros de humo que se expanden en el aire hasta desaparecer por completo.
¿Quién se iba a imaginar que el destino metería sus manos para unir a dos almas que se necesitaban y se encontrarían en el momento más inesperado?
Luz Marina, ese era el nombre de la mujer que me cobijó entre sus brazos y dedicó toda su vida para convertirme en el hombre que ahora soy. Una puta que vendía su cuerpo para asegurarse que nada me faltara y que resultó siendo mejor madre que la m*****a adicta al fentanilo que me engendró.
Una semana antes de que yo apareciera en su vida, sufrió el golpe más doloroso que una mujer puede recibir. Perdió a su primer y único hijo pocas horas después de que este naciera. El reporte médico indicaba que la causa de su muerte de menor era el síndrome de muerte infantil súbita. El pequeño falleció cuando dormía de manera apacible entre las almohadas mullidas de su pequeña cunita, en tanto era arrullado por ella. Fue un dolor terrible para la joven mujer que, además de perder a su pequeño bebé, también sufrió por el abandono del único hombre al que amó en toda su vida y que decidió desaparecer mientras se encontraba pariendo a su hijo en el quirófano de un hospital.
¡Maldito hijo de puta cobarde!
Una madre que padece por su hijo muerto y un niño que sufre por el abandono de su propia madre. Llegué a su vida como un ángel caído del cielo y ella apareció en la mía, como un premio de consolación para mi desafortunado destino. Dos vidas marcadas por el abandono y la pérdida, dos corazones endurecidos por el desamor y la traición.
Me forjé bajo su protección y aprendí todo lo que necesitaba de su negocio. Era su mano derecha y un aprendiz ávido de conocimiento que no se detenía ante cualquier circunstancia. Con el tiempo fui tomando el control y trabajé incansablemente a su lado para construir un imperio cuyo nombre fuera sinónimo de poder y grandeza. Un mundo en el que mi influencia y dominio fuera comparable con el poder del mismísimo Dios.
Tomo la foto entre mis manos y deslizo el pulgar sobre la superficie plana de vidrio para recorrer el contorno de su pequeña cara. Cuando tuve la oportunidad la aparté de esta vida y le concedí todo lo que una madre como ella merecía tener. Le di respeto, riquezas, lujo y cariño, porque, a pesar de que del lado izquierdo de mi pecho no existía un corazón, adoraba a la mujer que me aceptó y me recibió como a su hijo. No había nada en este mundo que me pidiera que no estuviera dispuesto a darle, sin embargo, no fui capaz de ofrecerle lo único que necesitaba de mí… vida.
Treinta y dos años después, toda la riqueza y el poder que poseía, no fueron suficientes para arrancarla de las inmundas garras de una enfermedad que se negó a dejarla ir y la apartó de mi lado para siempre. Desde entonces, la oscuridad y el rencor se apropiaron de mi alma y, cualquier indicio de algo cercano a lo que llaman sentimientos, quedó enterrado junto a ella… a tres metros bajo la tierra.
Soy un ser sin alma y sin corazón. Un hombre perverso y cruel que se alimenta de la debilidad de los demás y que disfruta al hacerlo. Soy el veneno que puede intoxicarte el alma y el corazón y destruirte en el proceso… Soy Ludwig Reeves, el amo de la perversión.
Sus hermosos ojos violetas por fin se abren de par en par.―Hola, preciosa, bienvenida.Sonrío feliz y la beso en los labios.―Hola.Me dice con la voz cansada.―¿Dónde están nuestros hijos?Después de un parto tan agotador y complicado, cayó rendida por un par de horas. Me sentí profundamente orgulloso de ella cuando la vi pujar con todas sus fuerzas para traer al mundo a nuestros dos preciosos bebés. Mantuve su mano sujeta en todo momento, dándole fuerzas y aliento durante cada segundo que duró la mágica y maravillosa travesía que vivimos juntos. Fue un momento único y especial que atesoraré para toda mi vida. Resultó toda una gran sorpresa para nosotros cuando el médico nos comunicó que tendríamos mellizos. Al principio sentí temor de no ser capaz de ser un buen padre para mis hijos, pero una vez que oí los latidos fuertes y poderosos de sus corazoncitos, supe que daría mi vida para protegerlos. Los amé desde el primer momento. Mi adorada esposa rechazó la cesárea, porque quiso expe
Tiemblo de pavor al recordar que estuve a punto de perder a mi familia cuando ese asesino quiso llevarse a mi mujer de mi lado. Disfruté con placer cuando ese hijo de puta suplicaba, aterrorizado, para que les quitara a los puercos de encima. No aparté mis ojos de él mientras observaba la manera en que era devorado vivo por ellos.Beso el rostro de mi mujer mientras permanece dormida. La observo durante largos minutos y, le agradezco a Dios, por devolverla a mis brazos. Cierro los ojos y suspiro profundo. Afortunadamente, la vida me dio una nueva oportunidad que no pienso desperdiciar. Ella me ha cambiado, ha renovado mi fe y mis esperanzas y me ha convertido en un hombre nuevo. Uno que está loco y enamorado de la mujer de su vida.―Sabes que puedo oírte, aunque no menciones ni una palabra.Abre sus impresionantes ojos violetas y pone a palpitar mi corazón a la velocidad de la luz. Alzo una ceja y sonrío divertido antes de tirar de su cuerpo y acurrucarla contra mi pecho. Me relamo los
Mantengo la mirada fija sobre el dispositivo que, Massimo, lleva en su mano. En él podemos ver la ubicación en la que ella se encuentra. Estoy impaciente, necesitamos llegar a Rachel, antes de que se encuentre con ese maldito. Gracias a la tecnología que posee en su guarida secreta, el especialista pudo acceder al teléfono de Anika y clonarlo. Pudimos leer todos los mensajes que, mi esposa y ese maldito, se escribieron desde el instante en que hicieron contacto y cada uno de los que han intercambiado hasta este momento. Así descubrimos la hora y la dirección del lugar en el que se iban a encontrar.―Estamos cerca ―nos alerta a mí y a Robert―. No podemos dejarnos ver hasta que Rachel se encuentre fuera de peligro.Ambos asentimos en respuesta. Acaricio la pistola que llevo guardada en la pretina de mi pantalón.―Jacob entrará en posición una vez que nos detengamos cerca del lugar en el que van a verse ―les explico a Robert y a Massimo―. Es un tirador experto. Si tiene el blanco disponib
Nunca antes sentí tanto miedo como ahora. La vida de mi mujer y la de mi hijo, penden de un hilo.―¿Qué m****a, Ludwig? ―pregunta, Massimo, con el mismo tono de desesperación que usé con Victoria, segundos atrás―. ¿Qué es lo que está pasando con Rachel?Sin necesidad de que se lo diga, Robert comprende la situación.―Iré a llevar a mi esposa, a su habitación. Voy a pedir que preparen un té para ella, está muy alterada. Me reuniré con ustedes en unos minutos.Ambos asentimos en respuesta. Espero a que ellos se alejen para tenderle la nota a Massimo.―Léelo por ti mismo ―le digo con un tono de voz sombrío que augura el infierno que está por venir. Voy a mover cielo y tierra hasta encontrarla―. Pero hazlo rápido, Massimo, porque iré ahora mismo a buscar a mi mujer y nada ni nadie podrá detenerme.Desdobla la hoja y lee su contenido. Apenas termina de leerla, eleva su cara y me mira a los ojos con determinación.―Prepararé al equipo e iremos por ella ―me dice determinado―. Pero antes neces
Tiemblo de pies a cabeza cuando escucho que el teléfono repica. Inhalo profundo, antes de responder.―Dígame, reverendo.Respondo segura.―Qué bueno es oírte de nuevo, preciosura ―siento repulsión tan solo al escuchar su voz―. Me gusta que seas una chica obediente, Rachel.Cierro los ojos y los aprieto con fuerza. Sé que pronto terminaré con esto, solo debo soportarlo hasta que llegue el momento oportuno. Convencerlo de que me tiene bajo su control.―Escucho sus instrucciones, padre Graham.Hasta ahora le he hecho pensar que soy la misma chica tonta e ingenua que conoció en otrora. Que puede manipularme a su antojo.―Por fin ha llegado el día de estar juntos, cariño ―expresa con orgullo―. De ser felices para siempre.Tiemblo de pies a cabeza. Lo único en lo que pienso es en el momento en que hunda mi daga en el fondo de su estómago. Vengar la muerte de mi madre y matarlo antes de que le haga daño al hombre que amo.―Muero por reunirme con usted, reverendo. Lo he esperado durante todo e
La señal recibida desde el rastreador de la pequeña, nos lleva a un barrio de los suburbios situado muy cerca de la zona en la que está ubicada la residencia De Luca.―Muy apropiado para ese maldito hijo de puta.Espeto, plagado de ira.―Todo fue planeado meticulosamente ―comenta Massimo en el mismo tono―. Es así como supo cada uno de nuestros movimientos y el momento preciso para actuar.Estoy deseoso por poner mis manos sobre él y acabar con su miserable vida.―Estamos llegando.Anuncia Jacob al estacionarse a un lado del paraje abandonado.―¿Qué lugar es este?Pregunta, Robert, sorprendido por el estado de abandono en el que se encuentra el lugar. Esta vez es Antonio el que responde.―La guarida perfecta para alguien que no quiere ser encontrado.Eso es justamente lo que pensé. Massimo les da las instrucciones a sus hombres para que rodeen la casa y estén atentos a cualquier movimiento. Los cinco nos preparamos para asaltar la cabaña, con la esperanza de salvar la vida de la pequeña
Último capítulo