MILA
Camino por el pasillo del avión, cada paso resonando como un eco de mi decisión. El mundo a mi alrededor es un borrón indistinto de rostros sentados, murmullos lejanos, pero nada de eso logra romper la burbuja de soledad en la que me he encerrado. Los anuncios de las órdenes parpadean en el panel de control, pero ninguna de esas palabras parece tener sentido. Todo lo que importa es que me alejo de él, aunque estemos encerrados en la misma cabina a cientos de pies sobre el suelo.
Sigo sintiendo la mirada de Nolan sobre mí, esa mezcla de desesperación y comprensión tardía. Lo he dejado atrás, solo con sus arrepentimientos, así como me siento sola con mis elecciones. Cada paso que doy por el pasillo es una victoria amarga, un recordatorio cruel de lo que he dejado atrás. Las luces artificiales del avión iluminan mi camino, frías e impersonales, reflejando perfectamente el estado de mi corazón.
Recuerdo nuestro último intercambio en la cabina, sus palabras, su voz temblando de emoció