Miedos y Confusiones.
—Me dijiste hace unas horas que Elijah no te interesaba. ¿Y cómo es que ahora me encontré con él saliendo de tu habitación? ¡Estoy esperando tu respuesta! —Volvió a formular Julia su reclamo después de que Marlen se quedara en silencio.
“Dilo en voz alta, acepta que lo necesitas. Es nuestro alfa, lo queremos, y nuestro cuerpo nos lo exige”, insistía esa voz fina en su cabeza y que no sabía de dónde provenía.
Esto provocó que Marlén se sintiera muy confundida. Con el bebé en brazos, miró a su madre con ojos suplicantes. Quería explicarle, pero las palabras se atascaban en su garganta. No podía negar que durmieron en la misma cama, aunque no tenía idea de cómo o por qué, no podía recordar cuándo él regresó y qué tanto pudo haberla tocado, pero tampoco podía admitir el inmenso vínculo que estaba creando con él.
—Mamá, no es lo que piensas — se justificó angustiada. Julia negó con la cabeza sin decir una palabra.
……..
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Tara a Marlén mientras disfrutaban de