El mejor de los sueños.
—¿No será que quiere aprovechar que Elijah no está aquí para chuparme la sangre? — le preguntó nerviosa, y Roy rompió en carcajadas.
—Puede que sí o que no.
— Entonces no me voy a arriesgar. Dile que no estoy, que ando recorriendo el mundo, que posiblemente me tome dos mil años en regresar, y que gracias por su interés.
—Él sabe que está aquí y si le digo eso sabrá que le teme, pero despreocúpese, luna. Si la muerde, le arrancaré los colmillos y le haré un collar con ellos.
—Pero estaré mordida y ese collar solo me recordará el momento más traumático de mi vida—. Ella apretó los labios dramáticamente y, aunque sus piernas temblaban, aceptó ir a ver a ese ser.
—Recuerde, luna, no debe dejar que perciba su miedo y siempre mírelo a los ojos con firmeza. Si siente que es una amenaza, péguele fuego. Usted es poderosa— le aconsejaba Roy.
Cuando Marlen llegó a la barrera de la manada, vio a un hombre alto, delgado, de piel pálida y ojos tan negros como su cabello. Jadeó impresionada; se n