212. Los hombres que dominan la noche.
Narra Ruiz.
Hoy es el día.
El sol apenas asoma y ya estoy despierto, con la adrenalina colgada al pecho como un viejo compañero de batallas. Me afeito con precisión. Visto mi mejor traje, el negro italiano con solapas de seda que sólo uso cuando el infierno se disfraza de salón elegante. La camisa blanca inmaculada. El reloj de oro heredado de mi padre. Hoy no se juega —hoy se conquista.
Porque esta noche, voy a demostrar que nunca dejé de ser el rey. Solo estaba esperando el momento.
Y el momento… es ahora.
La finca ha sido transformada en un lugar digno de una cumbre de poderosos: luces tenues, valet parking, guardaespaldas con pinganillos, camareros entrenados. Por fuera, somos un grupo de empresarios exitosos cerrando tratos. Por dentro, somos tiburones rodeando la sangre.
Llegan uno por uno. Todos los peces gordos: mexicanos, brasileros, paraguayos, uno de Ucrania que apenas habla castellano pero que sabe muy bien cómo mover armas por mar. Las putas de lujo circulan como mariposa