Capítulo 36 – La visita del pasado.
La mañana llegó cargada de un silencio extraño.
El viento apenas movía las cortinas, y el reloj marcaba un ritmo pesado, casi solemne.
Miranda se levantó de la cama aún envuelta en los pensamientos que la habían acompañado toda la noche.
El encuentro con Javier Ortega en la galería había removido algo dentro de ella.
Su advertencia resonaba como un eco persistente: “Está tratando de confundirte, Miranda. No ha cambiado. Todo es parte del mismo juego.”
Ella había querido creer lo contrario. Había visto gestos diferentes en Adrián: sonrisas suaves, silencios menos tensos, incluso una paciencia que antes no existía.
¿Podía ser toda una farsa?
¿Otra forma de control?
Mientras se vestía, se miró al espejo. Su reflejo le devolvía una imagen serena, pero sus ojos delataban el desvelo. Había soñado con fuego, con papeles que ardían en las manos de Adrián, con Javier gritándole algo que no lograba entender.
Quizás su mente trataba de advertirle lo que su corazón se negaba a aceptar.
—Necesito