Inicio / Romance / A orillas del deseo / Capítulo 5 – El pasado llama
Capítulo 5 – El pasado llama

El calor de la noche aún vivía en la piel de Valentina cuando el día comenzó a revelarse. Se vistió en silencio, con los músculos adormecidos y el alma despierta. Adriano dormía profundamente, con una expresión que no le había visto antes: paz. Casi ternura.

Ella lo observó un instante. Quiso memorizarlo así, sin sombras, sin dolor.

Pero el pasado siempre sabe encontrar el camino de regreso.

Aquel día, mientras Valentina preparaba café en su casa, escuchó un motor acercarse. Una camioneta negra. No reconoció la matrícula. Un hombre bajó. Alto, trajeado, de rostro duro. Golpeó la puerta con fuerza.

—¿Valentina Soler? —preguntó con voz fría.

—¿Quién pregunta?

—Soy Gabriel Duvall. Trabajo para Moretti Corp. Necesito hablar con usted.

Ella frunció el ceño.

—¿Sobre qué?

—Sobre Adriano.

Su corazón se detuvo por un instante.

—¿Qué pasa con él?

—Usted no lo conoce —dijo el hombre, mirándola de arriba abajo—. No realmente. No sabe quién es. Lo que ha hecho. Ni a quién ha destruido para llegar donde está.

Valentina sintió que el aire se volvía pesado. Apretó la puerta, como si necesitara un escudo.

—Lo que sé de él es suficiente para mí.

—¿Sí? ¿Y si le digo que dejó a una mujer embarazada en Nueva York y nunca volvió? ¿O que la mitad de su fortuna está manchada con sangre de contratos ilegales? ¿O que su regreso a esta tierra no fue por nostalgia… sino porque está huyendo?

—No le creo —espetó ella, pero sus manos temblaban.

—¿Está segura? —Gabriel sacó una carpeta y la lanzó al suelo frente a ella—. Lea. Luego decida si quiere seguir durmiendo con una mentira.

Se marchó sin más.

Valentina recogió la carpeta con manos heladas. Dentro, fotos. Recortes. Documentos. Una mujer joven. Testimonios. Nombres. Fechas. Y entre todo eso… una foto de Adriano con un arma en la mano. No era clara. Pero suficiente para sembrar la duda.

Esa noche, cuando Adriano llegó a su puerta, Valentina ya no era la misma.

—¿Qué pasa? —preguntó al verla tan distante.

—¿Quién eres realmente, Adriano?

Él se quedó en silencio.

—Hoy vino un hombre. Gabriel. Me contó cosas. Me mostró cosas.

Adriano bajó la mirada. Respiró hondo. Y dijo lo que ella más temía:

—Todo lo que te dijo… no es completamente falso.

El corazón de Valentina se quebró en mil fragmentos.

—¿Me mentiste?

—No quise hacerlo. Pensé que podía empezar de nuevo contigo… que esta vez no tendría que hablar del pasado. Que si lo ignoraba… se iría.

—Pero no se fue —susurró ella—. Está aquí. Golpeando mi puerta.

Adriano se acercó, pero ella retrocedió.

—No me toques. No ahora.

Él asintió. Con dolor. Con resignación.

—No soy el hombre perfecto, Valentina. Fui muchas cosas. Hice daño. Me equivoqué. Pero contigo… no mentí en lo que siento. Eso sí es real.

Ella lo miró con los ojos vidriosos.

—No sé si eso es suficiente.

Esa noche, el río no cantó.

El viento calló.

Y por primera vez desde que llegaron a ese lugar… el deseo se convirtió en duda.

Adriano se marchó sin mirar atrás. Valentina se encerró con la carpeta en las manos. Y el amor… ese que habían tejido con caricias, comenzó a desgarrarse con la fuerza del miedo.

A orillas del deseo… el pasado había llegado para reclamar lo suyo.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP