No más tu falso amor ni ser la sustituta de Luna
Soy la Omega que el Alfa Carlos recogió de una zona de exilio en la frontera.
Después de convertirnos en pareja, me colmó de cariño sin importarle lo que pensaran los demás.
Todos decían que el frío y temido Alfa Carlos tenía a una Omega vagabunda en la palma de su mano, desafiando la voluntad de la Diosa Luna.
Yo también llegué a pensar que me amaba tanto, que no podía evitar proclamarle al mundo entero su devoción por mí.
Hasta que un día, por casualidad, escuché su conversación con su asistente:
—Como Alfa del Este, con diez manadas bajo mi mando y tantos enemigos al acecho, si no convierto a Margarita en mi punto débil, en mi única debilidad aparente, ¿cómo voy a garantizar la seguridad de Fiona?
Resulta que todas las heridas que sufrí por él… no fueron más que una burla.
Si es así, dejaré de ser la Luna del Este.
El último día del conteo regresivo, marqué un número:
—Acepto su invitación. Estoy dispuesta a ir a la zona fronteriza para realizar investigaciones de hierbas durante los próximos diez años...
Cuando descubrió que me había ido, Carlos llegó con los ojos enrojecidos, tragándose su orgullo.
—Margarita... ¿de verdad vas a dejarme?